Publicado el 27 de abril de 2004.
Por Félix García Palomar
Este articulo está publicado en , IIª época, nº 43, Soria, 2003, pp. 75-89
En memoria de Víctor Antón, ‘Tito’
Recientes trabajos han dado a conocer el desencadenamiento, desarrollo y consecuencias de la epidemia de gripe en Soria durante 1918, con un estudio pormenorizado de lo acaecido en dos poblaciones relevantes dentro del ámbito provincial, como Langa de Duero y San Esteban de Gormaz[1]. Sin embargo, han sido otras localidades de la zona occidental soriana las que han sorprendido por sufrir con mayor intensidad el azote de esta epidemia, con unos resultados que pueden catalogarse de catastróficos con respecto al volumen de población existente entonces en ellas. Este es el caso de Piquera de San Esteban, un pueblo bañado por el río Pedro, en las cercanías de la N-110, la carretera que en aquel tiempo conducía a Segovia.
En la medida de lo posible se intentará reflejar lo imprescindible de lo ya expuesto en anteriores estudios, a los que se remite a los interesados en ampliar la visión de lo sucedido en la provincia durante la epidemia de gripe de 1918. Será preciso, sin embargo, ofrecer una síntesis de lo allí tratado para no privar a nadie de las herramientas precisas para interpretar los hechos de aquel fatídico año. Por eso se han aprovechado varios cuadros, gráficos y mapas de ambos artículos, para ofrecer una perspectiva más completa y, sobre todo, visual de esta epidemia[2].
La gripe es una enfermedad infecciosa causada por un virus, perteneciente a la familia de los ‘orthomyxoviridae’, del que existen tres tipos, A -el más grave-, B y C, que provoca fiebre, dolores de cabeza y de articulaciones, así como una intensa debilidad general, con manifestaciones catarrales fuertes. El periodo de incubación por contagio, así como su duración, es variable, con una prolongada convalecencia, siendo frecuentes las recaídas, así como complicaciones, especialmente en el aparato respiratorio (neumonía, bronconeumonía…) y el agravamiento de las enfermedades del corazón, aprovechando el estado de debilidad general del enfermo.
El mayor problema para combatir el virus de la gripe reside en sus frecuentes mutaciones, lo que impide su sometimiento por la ciencia. La única profilaxis es la vacuna antigripal, pero ni siquiera este remedio preventivo es completo, debido a estas modificaciones en el agente causal, y no existe un tratamiento específico verdaderamente eficaz, porque los antibióticos son, en la práctica, de nula efectividad -no así ante las complicaciones asociadas-; por tanto, las medicaciones combaten los síntomas -fiebres, dolores, tos, astenia…-, pero no sus causas.
En las primeras décadas del siglo XX la gripe era una enfermedad endémica en España, tal como ponen de relieve los datos que se ofrecen en el cuadro adjunto.
1. MUERTOS POR GRIPE EN SAN ESTEBAN DE GORMAZ Y EN ESPAÑA |
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EN SAN ESTEBAN DE GORMAZ[3] © FGP-2003 |
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EN ESPAÑA POR QUINQUENIOS[4] |
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EN ESPAÑA ANUALES[5] |
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1896-1900 |
14 |
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1901-1905 |
8 |
1901-1905 |
59.545 |
1915 |
6.481 |
||
1906-1910 |
14 |
1906-1910 |
58.263 |
1916 |
7.021 |
||
1911-1915 |
0 |
1911-1915 |
38.662 |
1917 |
7.479 |
||
1916-1920 |
27 |
1916-1920 |
200.674 |
1918 |
147.114 |
||
1921-1925 |
2 |
1921-1925 |
35.559 |
1919 |
21.235 |
||
1926-1930 |
6 |
1926-1930 |
22.981 |
1920 |
17.825 |
||
1931-1935 |
0 |
|
1921 |
5.837 |
|||
1936-1940 |
1 |
|
A partir de estos números, queda claro el endemismo de la gripe en España. Y para apreciar mejor las cifras de la última columna del cuadro anterior, se reproducen en el siguiente gráfico, tanto las de mortalidad endémica, como las referidos a la epidemia de 1918 y sus secuelas en años posteriores, hasta 1921, cuando los fallecimientos por gripe disminuyen, incluso con respecto a los años previos al desencadenamiento de la extraordinaria mortalidad de 1918.
Abundando en el tema, sirva esta otra referencia de Sánchez Jiménez, con respecto a 1900: fallecieron 536.716 personas y, entre las múltiples causas que provocaron estas muertes, destacan las originadas por cinco enfermedades infecciosas o parasitarias, todas con cifras cercanas o superiores a los 10.000 óbitos en este año, tuberculosis, neumonías, fiebres tifoideas, sarampión y gripe[6].
Como se aprecia en el cuadro de datos sobre muertes en España, las cifras de fallecidos, que van reduciéndose lentamente en cada periodo, tanto por enfermedades infecciosas como en su número global, muestran un intenso incremento en el periodo correspondiente al desarrollo de la epidemia de gripe (1916-1920), que resulta muy significativo, y más aún observando los porcentajes, los más altos de la serie mostrada. Y teniendo en cuenta este proceso de disminución de la mortalidad, los números totales (192.243 muertes más por enfermedades infecciosas y 335.455 en el global) no son en absoluto directamente equiparables a las causadas por la gripe, precisamente por ese proceso de bajada en decesos, sino que fueron un número mayor, como se observa en el número total de muertos por gripe en el periodo 1916-1920 (200.674; vd. cuadro nº 1).
3. MUERTES TOTALES Y MUERTES POR ENFERMEDADES INFECCIOSAS EN ESPAÑA DURANTE EL PERIODO 1901-1930[7] |
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Quinquenio |
Totales |
Por enfermedades infecciosas |
% sobre muertes totales |
1901-1905 |
2.454.999 |
626.497 |
25,52 |
1906-1910 |
2.354.777 |
534.238 |
22,69 |
1911-1915 |
2.244.990 |
474.381 |
21,13 |
1916-1920 |
2.580.445 |
666.624 |
25,83 |
1921-1925 |
2.209.472 |
419.905 |
19,00 |
1926-1930 |
2.055.630 |
350.991 |
17,07 |
Además de este hecho permanente, cada cierto tiempo se sucedían epidemias de gripe, de ámbito más o menos extenso, que ocasionaban una mortalidad excepcional que añadir a la ya de por sí elevada mortandad de esta etapa. Así, en 1889-90 se extendió por Europa una gran epidemia, conocida en España como “gripe de Gayarre”, debido a que, por complicaciones de una bronconeumonía, falleció el gran tenor navarro Sebastián Julián Gayarre.
Calificada como “una epidemia universal” (Sánchez Jiménez) o como “la epidemia más grave del siglo XX” (Losada), la gripe de 1918-1919 provocó más de 20 millones de fallecidos, que Losada eleva a “cerca de 40 millones”, aunque este autor parece abarcar el periodo 1918-1920[8]. Al parecer tuvo su origen en Estados Unidos de Norteamérica -aunque otros autores señalan a China-, extendiéndose por gran parte del mundo, favorecida por la situación bélica que se vivía (Iª Guerra Mundial) y el transporte de soldados y mercancías, así como por las malas condiciones higiénicas, el desconocimiento científico sobre la enfermedad y la carestía alimenticia típica de una conflagración general.
A España llegó, posiblemente, por medio de jornaleros que habían trabajado temporalmente en Francia, expandiéndose por el país. Pronto, quizá debido a su intensidad en la nación, fue conocida en el continente como gripe española, aunque aquí recibió el nombre de “el soldado de Nápoles”, por el notable éxito de esta serenata de la zarzuela La canción del olvido, entonces estrenada (con música de José Serrano Simeón y libreto de Federico Romero Saráchaga y Guillermo Fernández Shaw), tan pegadiza como la epidemia.
La intensidad de la gripe en 1918 podría deberse a una mutación del agente causal de la enfermedad. La hipótesis más extendida hasta ahora era por “recombinación genética entre un virus animal, concretamente la gripe porcina, y otro humano”[9]. Recientes estudios de la cepa del virus gripal de 1918 han determinado que el agente causal era de origen aviar, no porcino, ante el cual el sistema inmunológico del hombre, sin antecedentes, no podía combatir la infección con eficacia, por lo que las consecuencias fueron extremadamente graves.
La gripe se desarrolló en España en tres fases: de mayo a julio de 1918; de agosto a diciembre; y el último hasta marzo de 1919, siendo el segundo periodo el más intenso, generalizado y grave. Y todavía en 1920 se produjo un rebrote de la enfermedad. Afectó principalmente a la población más joven, los menores de 5 años -con 21.292 muertos- y el grupo de edad de 20 a 30 años -unos 60.478 fallecidos-. En un balance de la epidemia, presentado por el doctor Murillo en la Academia de Medicina (sesión de 12 de abril de 1919), se mencionan 8 millones de afectados y más de 160.000 fallecidos por gripe en España -40.000 en el mes de diciembre de 1918-, a pesar del carácter “benigno” de la epidemia, debido a las condiciones existentes y a las imprevisiones sanitarias de las autoridades; difuntos a los que habría que añadir los muertos por complicaciones agravadas por la epidemia de gripe, especialmente del aparato respiratorio y del corazón e, incluso, del sistema neurológico.
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El mapa adjunto muestra el incremento de la mortalidad en España en el año 1918 con relación a 1917, cuyo elemento fundamental fue la epidemia de gripe sufrida, principalmente, en el otoño. Como se aprecia, las más afectadas son la zona norte, en la cornisa cantábrica y en los valles del Duero y Ebro, y el sudeste levantino, con unas tasas de incidencia muy elevadas.
Cuando a finales de 1919 pueda considerarse que la epidemia de gripe en España está retrocediendo en su virulencia, si bien haya que esperar, considerando el rebrote de 1920 y el endemismo de la enfermedad, a 1921 para alcanzar cifras de mortalidad similares a las previas de 1917 -afortunadamente inferiores-, la sangría producida en la población ha sido dramática. No debe olvidarse que, desde que en 1857 se iniciaron de forma regular estadísticas sobre población en España, sólo tres años tuvieron un crecimiento natural negativo, hasta el control de la natalidad de finales del siglo XX: 1885, con la epidemia de cólera como causa directa; 1918, con la gripe y sus repercusiones; y 1939, con el fin de la Guerra Civil y sus consecuencias[11].
La evolución de la población soriana, en las primeras décadas del siglo XX, muestra un leve crecimiento sostenido, a excepción del retroceso sufrido, precisamente, en el periodo 1910-1920, no superando las cifras alcanzadas en 1910 hasta el censo de 1940. Pero los números no ofrecen respuestas.
5. DATOS CENSALES DE LA POBLACIÓN DE SORIA, DE CASTILLA Y LEÓN Y DE ESPAÑA, 1900-1950[12] |
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1900 |
1910 |
1920 |
1930 |
1940 |
1950 |
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SORIA |
150.462 |
156.354 |
151.595 |
156.207 |
159.824 |
161.182 |
|
CAST-LEÓN |
2.302.417 |
2.367.878 |
2.337.405 |
2.477.324 |
2.694.347 |
2.864.378 |
|
ESPAÑA |
18.616.630 |
19.949.581 |
21.303.207 |
23.563.912 |
25.878.016 |
27.976.755 |
|
Los datos censales muestran que tanto en Soria, como en Castilla y León, existe un descenso de población en 1920 con respecto al censo previo de 1910, hecho que no se produce en el conjunto nacional. También se observa que la recuperación y superación de este número de habitantes se produce antes en Castilla y León (censo de 1930) que en la provincia de Soria (censo de 1940).
Sin embargo, difícilmente puede achacarse a una sola causa, como pueda ser la epidemia de gripe de 1918, el descenso de la población sufrido en la provincia de Soria y en Castilla y León en la década 1910-1920, especialmente si está cuantificado y se conoce su volumen aproximado. Tampoco habría que asumir una hipótesis que ignore la importancia de estos episodios de mortalidad excepcional. Debe tenerse en cuenta que el periodo de principios de siglo XX mantenía unas características de elevada natalidad y alta mortalidad, que va descendiendo -régimen demográfico en transición-, siendo las enfermedades infectocontagiosas, como la gripe, el sarampión, la tuberculosis..., un azote repetido, jugando un papel importante en el balance demográfico, como anteriormente ha quedado de manifiesto.
Si a ello se añaden unas tasas de mortalidad infantil muy altas, con especial incidencia en los aparatos respiratorio y digestivo -en este caso por unas condiciones higiénicas en el consumo de agua poco recomendables, más las deficiencias de las infraestructuras sanitarias y urbanas, que, por supuesto, afectan a toda la población-, el panorama resulta desolador. Y si, pese a todo, existía un margen de crecimiento natural, más o menos limitado, las condiciones socioeconómicas no eran las adecuadas para absorberlo, encontrando en la emigración la válvula de escape que definía la situación.
Un ejemplo concreto, que no tiene por qué servir de modelo en la provincia, puede ser el de San Esteban de Gormaz. En el periodo 1911-1920 se produjeron 745 nacimientos y 551 defunciones, y a pesar de soportar una epidemia de sarampión en 1915 -al menos 31 muertos- y la de gripe de 1918 -como poco 23 fallecidos-, obtuvo un crecimiento natural de 194 personas. Teniendo en cuenta que entre los censos de 1910 (2.145 habitantes) y 1920 (2.014) hay un descenso de 131 habitantes, el saldo migratorio resulta negativo (-325 habitantes), lo que da a entender la importancia de la emigración en la evolución de la población[13].
También en Soria, como en España, la gripe era una enfermedad endémica, tal como se aprecia en los datos del Boletín Oficial de la Provincia, para el periodo comprendido entre septiembre de 1917 y octubre de 1919, que se muestran en el siguiente cuadro. Y así lo afirma, por si hubiera dudas, la propia Junta de Sanidad de la provincia de Soria, al declarar finalizada la epidemia de gripe, el 29 de noviembre de 1918, calificando “de carácter endémico el reducido número de casos que haya en la actualidad”[14].
6. VARIABLES DE POBLACIÓN Y FALLECIDOS POR GRIPE EN LA PROVINCIA DE SORIA[15] © FGP-2003 |
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Mes y año |
Nacimientos |
Defunciones |
Crecimiento Natural |
Muertos por gripe |
% muertos gripe/total |
Septiembre-1917 |
361 |
287 |
74 |
3 |
1,045 |
Octubre-1917 |
409 |
337 |
72 |
2 |
0,593 |
Noviembre-1917 |
354 |
311 |
43 |
10 |
3,215 |
Diciembre-1917 |
386 |
312 |
74 |
11 |
3,525 |
Enero-1918 |
387 |
310 |
77 |
7 |
2,258 |
Febrero-1918 |
403 |
236 |
167 |
5 |
2,118 |
Marzo-1918 |
515 |
284 |
231 |
2 |
0,704 |
Abril-1918 |
504 |
308 |
196 |
14 |
4,545 |
Mayo-1918 |
512 |
271 |
241 |
9 |
3,321 |
Junio-1918 |
454 |
318 |
136 |
34 |
10,691 |
Julio-1918 |
362 |
336 |
26 |
23 |
6,845 |
Agosto-1918 |
344 |
332 |
12 |
9 |
2,710 |
Septiembre-1918 |
371 |
401 |
-30 |
36 |
8,977 |
Octubre-1918 |
404 |
1.589 |
-1.185 |
837 |
52,674 |
Noviembre-1918 |
335 |
677 |
-342 |
276 |
40,768 |
Diciembre-1918 |
364 |
305 |
59 |
26 |
8,524 |
Enero-1919 |
351 |
292 |
59 |
5 |
1,712 |
Febrero-1919 |
325 |
228 |
97 |
7 |
3,070 |
Marzo-1919 |
400 |
300 |
100 |
24 |
8,000 |
Abril-1919 |
409 |
318 |
91 |
30 |
9,433 |
Mayo-1919 |
416 |
283 |
133 |
18 |
6,360 |
Junio-1919 |
337 |
250 |
87 |
10 |
4,000 |
Julio-1919 |
273 |
308 |
-35 |
7 |
2,272 |
Agosto-1919 |
295 |
425 |
-130 |
3 |
0,705 |
Septiembre-1919 |
361 |
334 |
27 |
6 |
1,796 |
Octubre-1919 |
451 |
281 |
170 |
2 |
0,711 |
TOTAL |
10.083 |
9.633 |
450 |
1.416 |
14,699 |
En estas cifras, sumamente expresivas, se observa un constante goteo de fallecidos por esta causa en los distintos meses, que se refuerza con un ligero incremento en la primavera-verano de 1918, de junio a julio; se muestra intenso en sus consecuencias en septiembre; se hace excepcional por su violencia en octubre y se manifiesta grave en noviembre, para declinar posteriormente hasta el repunte de marzo-abril de 1919, que se atenúa en los meses siguientes, manteniendo a grandes rasgos la línea seguida en España en el contagio de la epidemia gripal. Además de apreciarse con claridad el endemismo de la gripe a nivel provincial, destaca, especialmente, la intensidad de la epidemia en octubre de 1918, cuando la mortalidad por gripe es la causa de más de la mitad de los fallecidos en la provincia, con unos números absolutos que llaman poderosamente la atención por su excepcionalidad.
Cabe, de todas formas, la certeza de que estos datos oficiales del Gobierno civil de la provincia sean estrictos en su denominación -reflejen exclusivamente los fallecidos diagnosticados con el término gripe y sus derivados- y no valoren la repercusión de la epidemia como desencadenante de muertes por complicaciones en otros procesos relacionados con distintas dolencias, especialmente las referentes al aparato respiratorio y del corazón (bronconeumonías, neumonías, laringitis, cardiopatías…). Debe recordarse, como elemento comparativo, que en la epidemia de cólera de 1885 se contabilizaron oficialmente en la provincia 1.019 muertos, un número inferior al causado por la de gripe en 1918[16], lo mismo que sucedió a nivel nacional.
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La preocupación del gobernador civil de Soria, José García Plaza y León, por las condiciones higiénico-sanitarias de la provincia ya se pone de manifiesto en una circular de 17 de enero de 1918, incidiendo especialmente en exigir de las autoridades municipales la resolución de las causas de insalubridad en las distintas localidades[18].
A comienzos de junio de 1918 se está sufriendo la primera oleada de gripe en la provincia, con “un gran número de invasiones, hasta ahora de carácter benigno y leve”. El gobernador civil, en circular de 4 de junio, ordena que se reúnan las Juntas municipales de Sanidad para adoptar medidas que eviten la propagación de la epidemia (clausura de establecimientos insalubres; desaparición de aguas encharcadas y focos de inmundicia; limpieza de viviendas y lugares públicos; higiene personal...). Con respecto a los enfermos, recomienda su “aislamiento y la desinfección de las viviendas, ropas y utensilios”, para prevenir la difusión de la enfermedad[19].
En junio fallecieron 34 personas por la epidemia de gripe en la provincia de Soria, 23 en julio y 9 en agosto. Parecía que la situación había retornado a la ‘normalidad’ de una enfermedad endémica. Sin embargo, en septiembre, se produjo una eclosión impetuosa del virus gripal. El gobernador civil, por medio de circular de 20 de septiembre, reitera las medidas dictadas anteriormente en junio, informando de que no hay ningún afectado en la provincia.
Pese a esta afirmación de la autoridad provincial, en septiembre fallecieron 36 personas por este rebrote gripal. Y el gobernador, en una nueva circular, de 7 de octubre, intenta tranquilizar a los sorianos, especialmente a los vecinos de las localidades afectadas, minimizando sus consecuencias. Un día después solicita a los alcaldes informes diarios del número de contagios sufridos en su municipio.
La situación se complicaba alarmantemente y el 9 de octubre la Junta provincial de Sanidad se veía obligada a declarar oficialmente la existencia de la epidemia de gripe en la demarcación, lo que conllevaba la adopción de medidas excepcionales, prohibiéndose la celebración de todo tipo de reuniones y espectáculos públicos para evitar su propagación. Se sugieren pautas de prevención y se acuerda la clausura de las escuelas en las localidades donde se han producido infecciones, efectuándose la enseñanza al aire libre. También se indica el aislamiento de los enfermos y la desinfección y limpieza completa de objetos, ropas, viviendas..., delegando en las Juntas municipales de Sanidad la asistencia a los enfermos[20].
Las críticas circunstancias habían obligado al ministro de la Gobernación, Manuel García Prieto, marqués de Alhucemas, de quien dependía la Sanidad, a dictar una Real Orden para que los municipios con laboratorio de Higiene prestasen su auxilio a los que no lo poseyeran y se instalase en las capitales y poblaciones importantes donde aún no existiera[21]. También se prohíbe la asistencia a la asamblea de Colegios Médicos, fijada para el 19 de octubre en Madrid, estableciendo el gobernador civil de Soria la incorporación inmediata de los galenos que tuvieran permiso. Por su parte, la Inspección de Primera Enseñanza de Soria y su provincia, el 11 de octubre, desarrollando las medidas adoptadas por la Junta provincial de Sanidad, posibilita la clausura de las escuelas en los pueblos invadidos, sin interrumpir por ello la enseñanza, ahora al aire libre. Y la Diputación provincial de Soria, en sesión de 15 de octubre, ante la falta de personal que atienda a los enfermos en algunas localidades, ofrece “una retribución mínima de 10 pesetas diarias” a quien se comprometa a cumplir esta labor[22]. Incluso se prohíbe la visita a los cementerios en una fecha tan señalada como la de los Difuntos. A finales de octubre la máxima autoridad provincial, desbordada por los hechos, culpa de la expansión de la epidemia a los ayuntamientos, por su negligencia, reconociendo la existencia de más de 200 pueblos invadidos.
Sin embargo, el mayor problema era el desconocimiento del agente causal de la epidemia, el virus de la gripe[23], que intentaba paliarse con una amplia batería de sueros, medicamentos y desinfectantes[24], como medidas genéricas de prevención, en la vana creencia de que alguno de ellos, o su actuación conjunta, causaría un efecto positivo ante la gravísima situación que padecía la provincia y el país. En efecto, como indica de forma descriptiva Fernández Flores[25], la epidemia se expande sin otros remedios que las “molestas lavativas desinfectantes y las fumigaciones y sahumerios que tienen que sufrir los viajeros llegados a las estaciones de ferrocarril”.
Afortunadamente para los habitantes de la provincia de Soria, la situación va siendo menos trágica, y la Junta provincial de Sanidad, tras un aplazamiento de 10 días a mediados de noviembre, en reunión de 29 del mismo mes, declara oficialmente el fin de la epidemia, considerando de carácter endémico los escasos enfermos de gripe existentes, gracias a lo cual se autorizan las actividades y espectáculos públicos suprimidos al comienzo de octubre. Lo peor ya había pasado, dejando un rastro de muerte de más de un millar de personas en la provincia.
Pese a todo, y a una actitud inicial demasiado complaciente y optimista, los desvelos del gobernador civil de Soria, José García Plaza y León, se vieron recompensados con el regalo de “un bastón de mando” por parte de distintos municipios, unos meses después, entre los que figuraba el de San Esteban de Gormaz, que colaboró “con diez pesetas… como premio por la gran labor hecha con motivo de la epidemia gripal”[26].
Ruiz Liso escribía sobre la mortalidad excepcional de 1918: “Difícilmente seríamos capaces de asimilar hoy las cifras de muertes que enfermedades como la gripe causaban a principios de siglo. En España, la epidemia gripal de 1918 había causado 147.060 fallecimientos, próximo al 8 por mil de la población española de aquel año. Soria, al igual que el resto de las provincias, tuvo unas cifras elevadas que llegaron al 8,10 x mil de la población con 1.279 muertes en 1918. Hubo pueblos como Deza, Langa, Cabrejas del Pinar, Berlanga etc., cuyas cifras fueron doble y triple de la media provincial, llamando la atención que la mayor mortalidad asentó en las pequeñas poblaciones”[27]. Esto es lo que se aprecia en una población como Piquera de San Esteban, donde las víctimas, si bien no muy numerosas en cantidades absolutas, alcanzan cifras elevadas en valores relativos.
El archivo del exmunicipio de esta localidad no ha ofrecido información de ningún tipo, lo que no significa que no exista[28], aunque merced a las partidas de defunción, depositadas en el Juzgado de Paz de San Esteban de Gormaz, puede conocerse con exactitud la tragedia vivida por sus habitantes durante la epidemia de gripe de 1918. La corporación de Piquera de San Esteban, constituida el 1 de enero de este año, estaba integrada por el alcalde, Gil Díez Crespo; regidor 1º, Pedro Rupérez Maluenda; regidor 2º, Carlos Rubio Palomar; regidor 3º y síndico, Tomás García Crespo; regidor 4º, Celedonio Martínez Crespo; y regidor 5º, Eusebio Fernández Macarrón.
Gracias a otras fuentes de información ha sido posible conocer el nombre del médico titular de Piquera de San Esteban, Pablo Francisco Antón, quien figura como solicitante de licencia para ejercer la profesión en esta localidad a la Administración de Contribuciones de la provincia de Soria[29]. A finales de 1918, la Junta de Asociados de Fuentecambrón, en una situación crítica, le designará médico titular del municipio, ya que su facultativo había renunciado[30]. Por otra parte, 1918 fue el año en que el ayuntamiento de Piquera de San Esteban solicitó la construcción de un camino vecinal que enlazase la población con la carretera de San Esteban de Gormaz al confín de la provincia de Segovia, actual Nacional 110, participando en el Cuarto Concurso de Caminos Vecinales[31]. Y los resultados de las elecciones a diputados en Cortes, celebradas el 24 de febrero de 1918, arrojaron en Piquera de San Esteban estos números: el candidato conservador maurista, Gregorio Arranz Olalla, arrasó con 60 votos; Juan Aragón Martínez, conservador que obtendría el escaño en disputa, consiguió 27; el liberal albista Manuel Rico Ortiz de Zárate y el católico independiente Juan de Pablo Montejo lograron 3 votos cada uno[32].
Debe suponerse que el consistorio de Piquera puso en práctica las medidas ordenadas por el gobernador civil, reuniendo a la Junta municipal de Sanidad y adoptando pautas de salvaguarda para evitar el contagio, con una incidencia especial en la limpieza y desinfección de lugares y personas, y en la vigilancia de los forasteros, así como las relativas a la educación de los niños en la escuela[33].
Una referencia sobre la epidemia de gripe vivida en Piquera de San Esteban se ha encontrado en una localidad cercana, Morcuera. El 24 de octubre el ayuntamiento de esta población se dirigía al gobernador civil en petición de ayuda. El estilo telegráfico del resumen consignado en la documentación de Morcuera es sumamente expresivo: “Sanidad. Sr. Gobernador civil, suplicándole envio desinfectantes, temiendo en este que de los pueblos de Torremocha y Piquera, atacados por la epidemia, han de venir a esta por medicamentos y aun viveres”[34]. Las autoridades de Morcuera, preocupadas por adoptar todo tipo de medidas preventivas, que permitiesen a sus habitantes quedar al margen de la terrible epidemia de gripe, sentían muy cercano su fantasma, que se había adueñado ya de municipios próximos, como Torremocha de Ayllón y Piquera de San Esteban, deseando contar con medios para protegerse y, si fuera preciso, para ayudar a estas poblaciones vecinas, que padecían una situación indescriptible.
También ha sido posible conocer, debido a la minuciosidad del entonces párroco de Piquera de San Esteban, quien dejó un cuadernillo donde anotaba las misas de cada día, por quién se ofrecían y, en su caso, el precio, la celebración de una misa votiva dedicada a San Roque el 24 de octubre, en pleno desarrollo de la epidemia, para impetrar la mediación de este abogado ante las gravísimas circunstancias que vivían sus habitantes. Once días después, el 4 de noviembre, se oficiará otra misa votiva a San Roque, con la misma finalidad o agradeciendo la terminación de la epidemia, dado que la última muerte por esta causa se produjo el 31 de octubre. El precio cobrado por el párroco, 3 pts. por cada una, indica que ambas fueron de categoría excepcional, dada su cuantía[35].
En el Libro de Actas de Defunciones del Registro Civil de Piquera de San Esteban, correspondiente a octubre de 1918, sólo aparece un fallecimiento, acaecido el día 11, registrado con el diagnóstico de “Fiebre Gripal”. Para el resto no hay ninguna indicación relacionada con la gripe. Sin embargo, hay 20 difuntos que han sido inscritos como muertos por “Fiebre infecciosa”. Un número tan elevado de muertos, en 21 días, con una calificación tan genérica y en unas circunstancias tan determinadas, conducen a suponer con fundamento que ha sido provocado por la epidemia vivida en estas fechas.
El citado día 11 de octubre fallece una niña de 7 años, a causa de “Fiebre Gripal”. Tres días después sucede la mayor concentración de muertes, un total de cuatro, todas por “Fiebre infecciosa”, como las que siguen en fechas posteriores: dos niños de 11 meses y 4 años, y dos adultos, uno de 48 años y otro de 63. El 19 fallecen una mujer de 40 años y una niña de 2. Y el 21 otras tres personas, un niño de 8 años, un hombre de 29 y una mujer de 24. Al día siguiente mueren un varón de 31 años y una niña de 4. El 23 fallece un hombre de 32 años; el 24, una niña de 2 años; el 25, una anciana de 81 años y una mujer de 27; y el 26 otras dos personas, una mujer de 36 y un niño de 2 años. Dos días más tarde muere una niña de 1 año y los días 30 y 31 fallecen otros dos niños, uno de 2 años y el segundo de 1, respectivamente.
La temporalidad que se observa es una concentración de muertes, especialmente el día 14, con 4 casos, y entre el 19 y el 22, cuando se producen 7 fallecimientos más. También el 25 y el 26 se producen 2 defunciones y después, hasta el 31, otras 3 aisladas, con las que acaba la epidemia en la población, al menos con consecuencias mortales.
En el gráfico adjunto se pretende comparar la incidencia de la epidemia en las localidades estudiadas, apreciándose una mayor agrupación de defunciones en Langa de Duero (26 fallecimientos en 17 días, del 4 al 20 de octubre); después vendría Piquera de San Esteban (desde el 11 al 31 de octubre, 21 muertos en 21 días); y, en cambio, en San Esteban de Gormaz las consecuencias son menos intensas, aunque se prolongan durante más tiempo (del 30 de septiembre al 13 de noviembre, con un total de 23 fallecidos).
8. EVOLUCIÓN DIARIA DE FALLECIMIENTOS POR GRIPE EN LANGA DE DUERO, SAN ESTEBAN DE GORMAZ Y PIQUERA DE SAN ESTEBAN, DESDE EL 30 DE SEPTIEMBRE AL 13 DE NOVIEMBRE DE 1918[36] © FGP-2003 |
Con respecto a la edad de los difuntos por la epidemia de gripe en Piquera de San Esteban se detecta con meridiana claridad que el grupo de edad con mayor número de víctimas es el de 0-4 años, con un 42,86 % (9 muertos) del total causado por la enfermedad. Después, en una proporción muy limitada, son los intervalos de 5-9, 25-29 y 30-34 años, con un 9,52 % (2 fallecidos). El resto de franjas de edades que aparecen en el cuadro registró una incidencia de un 4,76 % (1 difunto), excepto la de 70-74 años, que, como los intervalos existentes de 10 a 19 años, de 50 a 59, 65 a 69, 75 a 79 y de mayores de 85, no sufrió baja alguna. La menor incidencia en las edades más avanzadas pudiera tener relación con la epidemia gripal de finales del siglo anterior (1889-1890), que posiblemente serviría como escudo defensivo a quienes estuvieran en contacto con ella, hipótesis interesante aunque precise de un profundo análisis.
[1] GARCÍA PALOMAR, F. (2002), “Epidemia de gripe en la provincia de Soria y en Langa de Duero (octubre-noviembre de 1918)”, Revista de Soria IIª época nº 39, Soria, pp. 49-63; GARCÍA PALOMAR, F. (e.p.), “Epidemia de gripe en San Esteban de Gormaz durante 1918”, Celtiberia nº 97, Soria, 2003.
[2] Quiero manifestar mi agradecimiento a los médicos Francisco Javier Martínez y Víctor Antón, ‘Tito’ (d.e.p.), por sus relevantes aportaciones en el proceso de elaboración de este trabajo; a las trabajadoras del Juzgado de Paz de San Esteban de Gormaz, Marisa y Carmen, y a los jueces de Paz, Celestino Redondo Ceresuela y Jerónimo Espeja Díez; a los alcaldes pedáneos Ángel Barrio Onrubia (Piquera de San Esteban), Julio Alonso Cervero (Rejas de San Esteban), Teodoro Rincón Sotillos (Soto de San Esteban) y Pascuala Palomar Hernando (Morcuera); a Inés Rodríguez Gómez y a Luis Mariano Sotillos García, secretaria y alcalde de Fuentecambrón, respectivamente; a Fortunato Antón y Javier Clerencia, párrocos de San Esteban de Gormaz y Piquera de San Esteban; a Manuel García Torre, encargado del Archivo Diocesano del Obispado de Osma-Soria; a la Diputación de Soria y a las personas que me atendieron, Yolanda Martínez, Carlos Miranda y Jose, por su amabilidad y ayuda en el proceso de consulta y recogida de información de las distintas fuentes documentales en estas instituciones; a Salvador Barrio Onrubia, autor de la página web de Piquera de San Esteban (piquera.sanesteban.com), por su información; y a Juan Cerdán Díaz por su colaboración informática.
[3] Datos obtenidos en el ARCHIVO DEL JUZGADO DE PAZ DE SAN ESTEBAN DE GORMAZ, Libros de Actas de Defunciones del Registro Civil de San Esteban de Gormaz, tomos 1 a 35, correspondientes al periodo 1871-1950; vd. GARCÍA PALOMAR (e.p.).
[4] Las cifras proceden de SÁNCHEZ JIMÉNEZ, J. (1984), “La población, el campo y las ciudades”, en J.L. GARCÍA DELGADO, J. SÁNCHEZ JIMÉNEZ y M. TUÑÓN DE LARA, Los comienzos del siglo XX. La población, la economía, la sociedad (1898-1931), Madrid, p. 195; vd. en p. 194 el expresivo gráfico de fallecidos por enfermedades infecciosas entre 1900 y 1931, en el que ahora interesa el indicador relativo a la gripe.
[5] SÁNCHEZ JIMÉNEZ, p. 198.
[6] SÁNCHEZ JIMÉNEZ, p. 187.
[7] Vd. SÁNCHEZ JIMÉNEZ, p. 195, a partir de los datos del INE; sobre ellos he elaborado el porcentaje.
[8] SÁNCHEZ JIMÉNEZ, p. 197, que sirve de referente en este apartado; LOSADA, J.C. (2003), “La Gripe Española”, La Aventura de la Historia nº 56, Madrid, p. 36.
[9] LOSADA, p. 36.
[10] Según J. Díez Nicolás, vd. ROBLEDO HERNÁNDEZ, R. (1986), “Población”, en VV.AA., Tiempo de reto y esperanza (Siglo XX), Valladolid, p. 58.
[11] Vd. MARTÍNEZ CUADRADO, M. (1980), La burguesía conservadora (1874-1931), Madrid, p. 84 (Gráfico nº 1).
[12] Datos tomados de CÓRDOBA LARGO, A. (1983), La despoblación en Soria: Sus causas y efectos, Almazán, p. 43; los de Castilla y León corresponden a CALDERÓN CALDERÓN, B. (1987), “Evolución de la población 1900-1981”, en CALDERÓN CALDERÓN, B., CABALLERO FERNÁNDEZ-RUFETE, P. y DELGADO URRECHO, J.M., Geografía de Castilla y León. 2 La población, Valladolid, p. 13.
[13] Vd. los datos de población de San Esteban de Gormaz en GARCÍA PALOMAR, F. (e.p.).
[14] ARCHIVO DE LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE SORIA, Boletín Oficial de la Provincia de Soria de 1918, nº 144, de 2 de diciembre, p. 1, Circular del gobernador civil nº 291, de 30 de noviembre (en adelante ADPS, BOPS).
[15] Datos tomados del ADPS, BOPS, años 1918 y 1919; abarcan el periodo que va del nº 7 de 1918 (fechado el 16 de enero) hasta el nº 151 de 1919 (con fecha de 17 de diciembre); elaboración propia.
[16] Vd. cuadro de datos de incidencia de la epidemia de cólera en la provincia de Soria en ADPS, BOPS de 1886, nº 75, de 23 de junio, p. 4. Un acercamiento al desarrollo de la epidemia en esta provincia y, especialmente, en San Esteban de Gormaz en GARCÍA PALOMAR, F. (2000), “San Esteban de Gormaz. Epidemia de cólera de 1885”, en VV.AA., Casos y Cosas de Soria, II, Madrid, pp. 226-238, donde se han constatado más muertos que los indicados en la fuente oficial, Boletín Oficial de la Provincia de Soria, circunstancia que podría, quizá, generalizarse a otras poblaciones y a otras epidemias.
[17] Datos tomados del ADPS, BOPS, años 1918 y 1919; abarcan el periodo que va del nº 7 de 1918 (fechado el 16 de enero) hasta el nº 151 de 1919 (con fecha de 17 de diciembre); elaboración propia.
[18] La actuación desde el Gobierno Civil de Soria puede seguirse con cierto detalle en GARCÍA PALOMAR, F. (2002), pp. 52-55, y especialmente en GARCÍA PALOMAR, F. (e.p.), basándose en las circulares publicadas en el Boletín Oficial de la Provincia de Soria de 1918, que aquí se ofrece a grandes rasgos.
[19] ARCHIVO DEL EXMUNICIPIO DE REJAS DE SAN ESTEBAN, Boletín Oficial de la Provincia de Soria, año 1918, nº 67, de 5 de junio, p. 1, Circular del gobernador civil nº 113, de 4 de junio (en adelante, ARSE, BOPS de 1918).
[20] LOSADA, p. 42, resalta la pusilanimidad de autoridades y Juntas provinciales de Sanidad para afrontar más eficazmente la lucha contra la epidemia de gripe. Unas cuantas Juntas provinciales, autónomas en sus funciones, se atrevieron a declarar oficialmente la situación de epidemia, siendo la de Valladolid, el 27 de septiembre, la primera que lo hizo, con lo cual se adoptaron medidas excepcionales similares a las referidas a la provincia de Soria.
[21] ADPS, BOPS de 1918, nº 122, de 11 de octubre, pp. 1-2, Real Orden del Ministerio de la Gobernación, Gaceta de 5 de octubre. El gobierno de España, formado el 21 de marzo de 1918 y presidido por Antonio Maura Montaner, además de García Prieto en Gobernación, estaba compuesto por Augusto González Besada en Hacienda; Eduardo Dato Iradier en Estado; Álvaro de Figueroa Torres, conde de Romanones, en Gracia y Justicia (luego el propio Maura); Santiago Alba Bonifaz en Instrucción Pública (después el conde de Romanones); Francisco Cambó Batlle en Fomento; José Marina Vega en Guerra; José Pidal Rebollo en Marina (sustituido por Augusto Miranda Godoy); y Juan Ventosa Calvell en Abastecimientos, vd. ULLOA CISNEROS, L., CAMPS CAZORLA, E., CAMP LLOPIS, F. y REVENTÓS BORDOY, M. (1983), La Casa de Borbón (Siglos XVIII a XX), Historia de España V, Bilbao, p. 477.
[22] ARSE, BOPS de 1918, nº 124, de 16 de octubre, p. 3, Circular de la Diputación provincial de Soria, de 16 de octubre.
[23] El virus de la gripe no se aisló hasta 1923, denominándolo por su descubridor “bacilo de Pfeiffer” (“bacillus haemophilus influenzae”), por Richard Friedrich J. Pfeiffer, médico y bacteriólogo alemán (1858-1945). Aunque en principio se consideró a este virus agente causal de la gripe, investigaciones posteriores demostraron fehacientemente que no hay un solo tipo y que éste en concreto estuvo ausente de la epidemia de 1918. Son varios los virus que provocan la gripe, como anteriormente se ha señalado, mutando con frecuencia su composición. Una visión general de los progresos realizados en el control de las enfermedades infectocontagiosas durante el siglo XX en WARE, C.F., PANIKKAR, K.M. y ROMEIN, J.M. (1981), Historia de la Humanidad. El siglo veinte I, Barcelona, pp. 545 y ss.
[24] El 1 de noviembre el Ministerio de Gobernación convocaba a almacenistas, representantes o agentes a presentar ofertas de sueros, medicamentos y desinfectantes indispensables para el tratamiento de la gripe, según el criterio de la Real Academia de Medicina. La lista de productos es la siguiente: sueros, antidiftérico, equino y demás sueros aléxicos; medicamentos, sales de quinina, opio y sus derivados, yodo y yoduros, Digital y sus derivados, Acetato y carbonato amónico, Antipirina, Aspirina, Eufirina, Piramidón, Esparteína y sus sales, Cafeína y sus sales, Estricnina y sus sales, Adrenalina, Colesterina, Benzoato sódico, Alcanfor, Salicilato sódico, Novocaína; y desinfectantes, Cresol, cresolina y demás derivados de la hulla, Hipocloritos, Azufre, Formol. Por otra parte, el 9 de noviembre de 1918 el gobierno Maura es sustituido por el presidido por Manuel García Prieto, marqués de Alhucemas, que apenas durará un mes, hasta el 5 de diciembre; estaba integrado por Luis Silvela Casado en Gobernación; Santiago Alba Bonifaz en Hacienda; Álvaro de Figueroa Torres, conde de Romanones, en Estado; José Roig Bergadá en Gracia y Justicia; Julio Burell Cuéllar en Instrucción Pública; el propio presidente García Prieto se reservó la cartera de Fomento; Dámaso Berenguer Fusté en Guerra; José María Chacón en Marina; y Pablo Garnica Echeverría en Abastecimientos, vd. ULLOA CISNEROS, CAMPS CAZORLA, CAMP LLOPIS y REVENTÓS BORDOY, p. 477.
[25] Citado por SÁNCHEZ JIMÉNEZ, p. 198.
[26] ARCHIVO MUNICIPAL DE SAN ESTEBAN DE GORMAZ, Libro de Actas del Ayuntamiento de San Esteban de Gormaz, de 21 de febrero de 1917 a 26 de noviembre de 1919, sesión de 11 de diciembre de 1918. Soto de San Esteban también participará en este regalo; así lo acuerda su ayuntamiento: “Seguidamente se acordó suscribirse este Municipio con Dos pesetas cincuenta céntimos para la adquisición de que se trata por la provincia de un bastón para donarsele al Sr. Gobernador civil de la misma como mérito por su campaña como autoridad durante la enfermedad de la Gripe cuya cantidad se satisfará del capítulo de imprevistos”, vd. ARCHIVO DEL EXMUNICIPIO DE SOTO DE SAN ESTEBAN, Libro de Actas de sesiones del Ayuntamiento de Soto de San Esteban, de 4 de agosto de 1918 a 16 de enero de 1921, sesión de 19 de enero de 1919.
[27] RUIZ LISO, J.M. (1995), “La medicina en Soria. Numancia Sanitaria 1920-1936”, Revista de Soria IIª época nº 11, Soria, p. 69.
[28] Sólo fue posible localizar el Libro de Actas municipales y el Libro de sesiones de la Junta de Asociados de este periodo y el tema no es tratado en ninguno de ellos, vd. ARCHIVO DEL EXMUNICIPIO DE PIQUERA DE SAN ESTEBAN, Libro de Actas de sesiones del Ayuntamiento de Piquera de San Esteban, de 2 de enero de 1916 a 2 de abril de 1920; Libro de Actas de sesiones de la Junta de Asociados de Piquera de San Esteban, de 26 de febrero de 1917 a 31 de mayo de 1931.
[29] ARSE, BOPS de 1918, nº 11, de 25 de enero, p. 3, Información de la Administración de Contribuciones de la provincia de Soria, de 19 de enero.
[30] ARCHIVO MUNICIPAL DE FUENTECAMBRÓN, Libro de Actas de sesiones de la Junta Municipal de Asociados de Fuentecambrón, de 6 de octubre de 1914 a 19 de junio de 1921, sesión de 2 de diciembre de 1918; además, el farmacéutico titular de Fuentecambrón había muerto.
[31] ARSE, BOPS de 1918, nº 101, de 23 de agosto, p. 1, Información de la Sección de Obras Públicas, de 28 de agosto, solicitando declaración pública de utilidad para este camino; IDEM, nº 109, de 11 de septiembre, pp. 2-3, Información de la Sección de Obras Públicas, de 7 de septiembre, ofreciendo el consistorio una baja de 125 pts. a la subvención del Estado en la construcción de este acceso; IDEM, nº 112, de 18 de septiembre, p. 2, Información de la Sección de Obras Públicas, de 16 de septiembre, con las características generales de la solicitud de esta vía, aunque aquí se indica como perteneciente al Tercer Concurso de Caminos Vecinales.
[32] ARSE, BOPS de 1918, nº 26, de 1 de marzo, p. 3, Información de la Junta Provincial del Censo Electoral de Soria.
[33] Como ya se ha indicado, puede seguirse la actuación del Gobierno civil de la provincia de Soria con cierto detalle en GARCÍA PALOMAR, F. (2002), pp. 52-55, y especialmente en GARCÍA PALOMAR, F. (e.p.), basándose en las circulares publicadas en el Boletín Oficial de la Provincia de Soria de 1918.
[34] ARCHIVO DEL EXMUNICIPIO DE MORCUERA, Libro Registro de Comunicaciones del Ayuntamiento de Morcuera, de 1 de enero de 1916 a 1 de septiembre de 1925, nº 155, de 24 de octubre de 1918.
[35] ARCHIVO DIOCESANO DEL OBISPADO DE OSMA-SORIA, Parroquia de Piquera de San Esteban, Caja de papeles varios, censos, apeos, comunicaciones, R-362/19: 24 de octubre de 1918, “Votiva á S. Roque con motivo de la peste por populo”, 3 pts.; 4 de noviembre de 1918, “Votiva pro populo á S. Roque”, 3 pts.
[36] Los datos de Langa de Duero pueden verse en GARCÍA PALOMAR (2002), pp. 59-60; los de San Esteban de Gormaz en GARCÍA PALOMAR (e.p.); y los de Piquera de San Esteban a partir de los datos obtenidos en el ARCHIVO DEL JUZGADO DE PAZ DE SAN ESTEBAN DE GORMAZ, Libro de Actas de Defunciones del Registro Civil de Piquera de San Esteban, tomo 8, de 22 de octubre de 1913 a 21 de diciembre de 1918 (en adelante AJPSEG, LADPiquera).