Celestino Rodrigo Rincón, apuntes para su biografía

Publicado el 15 de agosto de 2013
Ampliado el 5 de junio de 2014
por Salvador Barrio Onrubia

Presentación

Mostramos en este breve artículo unos pocos datos de la vida de un sacerdote que había nacido en Piquera y realizó su labor pastoral en distintos pueblos de la provincia de Soria. Las noticias que hemos podido recopilar parecen algo frío, pero no tenemos dudas de que llevaría una vida apasionante que habitualmente no suele quedar reflejada en los datos recogidos en los registros de los archivos y en las noticias impresas en las publicaciones  de aquellos días.

Nacimiento e infancia

Celestino nació en Piquera el 24 de julio de 1872, siendo bautizado el día siguiente en la parroquia de San Juan Evangelista. Los principales datos de filiación y demás reseñas de la partida de bautismo se indican en la siguiente tabla[1].

Su padre era labrador y residía en la calle Real, número 85[2]; no le encontramos inscrito en el censo electoral del año 1883, por lo que presumimos que en ese año ya habría fallecido[3]. El año que nació Celestino era alcalde de Piquera Bonifacio Rupérez y ejercía las funciones de juez Ciriaco Rupérez.

Unos meses después de bautizar a nuestro protagonista muere el sacerdote don Román Rubio; después estuvo de párroco en Piquera don Julián Ballesteros hasta 1880, cuando Celestino cumplía los 8 años; y posteriormente don Simeón Molina Gómez estuvo encargado de la cura de almas en Piquera. El maestro que dio las primeras lecciones a Celestino fue don Julián Crespo de Pedro que también le instruiría, junto con los sacerdotes don Julián y don Simeón,  antes de su ingreso en el Seminario Diocesano de El Burgo de Osma.

Instrucción sacerdotal

Sabemos que estaba en el Seminario de El Burgo de Osma en el año 1889 por una relación de firmantes, encabezada por su catedrático de latín, contra el apóstata Jordán Bruno, que fue enviada a la redacción de un diario católico[4].

No hemos podido averiguar  más en lo relativo a sus estudios en el Seminario y únicamente hemos tenido ocasión de conocer noticias de la recepción de sus ordenes sagradas durante sus últimos meses de estancia en el mismo.

Recibió la Orden de Prima y Menores, en la semana previa a la de Pasión del año 1894, de manos del Obispo Victoriano Guisasola y Menéndez[5]. En el mes de diciembre (Témporas de Santo Tomás) de ese mismo año , por el mismo obispo fue promovido al Subdiaconado[6]. Un año después es ordenado de Diacono de manos del mismo obispo[7]. Finalmente es promovido a Presbítero en las Témporas de Cuaresma de 1896, concretamente el 29 de febrero, también por el obispo don Victoriano[8].

Párroco en Rebollar y Espejo de Tera

En el mes de mayo de 1897, por el rey Alfonso XIII y en su nombre por la regente, su madre María Cristina, es nombrado Cura Párroco de la parroquia, con categoría de Entrada, de San Andrés (de Rebollar) y de su anejo Espejo de Tera, a propuesta del obispo Guisasola[9]. El 1 de junio siguiente recibió la colación canónica de su curato, junto al resto de párrocos nombrados en mayo, en ceremonia que se celebró en la capilla del Seminario[10]. Tomó posesión de la parroquia el día 9 de ese mismo mes[11]. En esta fecha ya había sido nombrado obispo de Osma don José María Escudero y Ubago, aunque todavía no había tomado posesión de la diócesis. El predecesor, Guisasola, había sido nombrado obispo de Jaén.

Como la mayoría de los sacerdotes de la diócesis, se inscribe en la Hermandad de sufragios del Clero, comprometiendose en rezar por el resto de los cofrades y recibiendo alivio y satisfacción por  recibir sufragios de sus compañeros, especialmente en el momento de sus muertes[12].

En el año 1906 figura en la relación de sacerdotes asistentes al Sínodo Diocesano celebrado durante los días 12, 13 y 14 de septiembre[13].

En la parroquia, aparte de  sus labores litúrgicas, también contribuye, ejerciendo la caridad cristiana, con una aportación a los afectados en un terremoto en Italia acaecido al acabar el año 1908[14]. También asiste con su óbolo al “dinero de San Pedro” para ayudar al Papa y a la Santa Sede[15]. Asímismo le encontramos en una contribución algo más profana, una suscripción patriótica en el año 1909[16]. Habitualmente está materialmente aislado y dedicado a su parroquia y parroquianos pero periódicamente tiene que acudir a El Burgo de Osma a realizar los Ejercicios Espirituales[17].

En su virtud de sacerdote de Rebollar formaba parte, en unión con el alcalde, de la Fundación Zacarías Monge Martinez para crear una escuela en ese pueblo[17bis]. 

Párroco en Cardejón

El 12 de febrero de 1912 obtiene el curato, con categoría de Entrada, de Cardejón, en la comarca del Campo de Gómara, por nombramiento del rey Alfonso XIII, a propuesta del Obispo don Manuel Lago y González[18].

Al año siguiente le encontramos registrado en el Anuario-Guía de Soria y su provincia, estando citado como párroco de este pueblo[19].

Estando en Cardejón, el 26 de febrero de 1917 comenzaron unas Misiones Diocesanas  dirigidas por los Padres Carmelitas de El Burgo: José Miguel de la Virgen del Carmen y Luciano de San José, orientadas a la consolidación del Evangelio en dicho pueblo[20]. Y con vistas a la evangelización en el Tercer Mundo, se creó en la Diócesis de Osma una Unión Misional del Clero de la que nuestro protagonista formaba parte, al igual que la mayor parte del Clero parroquial diocesano[21].

Los sacerdotes tenían derecho a recibir un estipendio, cuando celebraban misa para que se aplicase a una determinada intención, pero sin que eso revistiese la más pequeña apariencia de comercio.  Este honorario únicamente lo podían percibir una sola vez al día, si alguna vez celebraban dos misas (binación) o tres (trinación) debían aplicar el estipendio a aquello que considerase conveniente el Obispo, o la persona en quien delegase esta tarea.  En el año 1926 vemos que nuestro sacerdote aplica 10 misas de binación en favor del Seminario[22].

Párroco en Arguijo y final de su vida

El 23 de mayo de 1928 es nombrado, por el obispo Miguel de los Santos, cura ecónomo de Arguijo, y de su parroquia de San Juan Bautista[23]. Este pueblo está bastante próximo a los dos en los que había iniciado su labor pastoral.

Sin llegar a cumplir un año de estancia en Arguijo moría don Celestino, a la edad de 57 años, el 9 de febrero de 1929[24]. Se encargó de celebrar el funeral y de inscribir la defunción el párroco de La Póveda, don José Valle[25].