EL MIOCENO DEL BORDE MERIDIONAL DEL CORREDOR ARANDA DE DUERO-BURGO DE OSMA (SE CUENCA DEL DUERO)

Publicado el 31 de mayo de 2006.
Por Francisco Nozal Martín
Subdirección de Geología y Geofísica, Área de Cartografía Geológica,
 Tres Cantos, Madrid.

 y Antonio Herrero Hernández
 Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales, Área de Geodinámica Externa,
 Universidad de León

 Este artículo está editado en la Revista de la Sociedad Geológica de España, 18(1-2), 2005, (pág 21-37) 
 Versión electrónica en: http://www.sociedadgeologica.es/archivos/REV/18(1-2)/Art02.pdf

Resumen: Se describen las características estratigráficas y sedimentológicas de los materiales miocenos del extremo SE de la Cuenca del Duero, en el sector comprendido entre su borde meridional (Sierra de Ayllón) y el río Duero. El registro sedimentario se ha dividido en dos secuencias denominadas, Secuencia del Páramo Inferior, la más baja, y Secuencia del Páramo Superior, la más alta. A techo de ambas secuencias se hallan sendos tramos carbonatados muy característicos (páramos), cartográficamente continuos y que se han denominado Calizas del Páramo Inferior y Calizas del Páramo Superior, respectivamente. Ambas secuencias están separadas por una superficie de discontinuidad. Los materiales que forman estas dos secuencias son muy similares y se caracterizan por la presencia de sedimentos terrígenos y carbonatados, que representan a ambientes sedimentarios aluviales (proximales y distales), fluviales y lacustres-palustres. Los abanicos aluviales de la primera secuencia están relacionados directamente con la tectónica del borde meridional de la Cuenca del Duero. El sistema fluvial drena la región desde el este hacia el oeste. Las secuencias aparecen culminadas por niveles lacustres expansivos hacia los bordes. Se definen los rasgos y las características geométricas de la superficie de discontinuidad que separa dichas secuencias, así como sus implicaciones regionales. La cronoestratigrafía de las misma se establece con los yacimientos paleontológicos del entorno, modificando y precisando la ubicación del de Piquera de San Esteban, atendiendo a criterios cartográficos. Las secuencias descritas tienen una edad comprendida entre el Aragoniense medio (MN 5) y el Vallesiense inferior (MN 9).

Palabras clave: Estratigrafía, Mioceno, Cuenca del Duero, Calizas de los Páramos, yacimientos de vertebrados, abanicos aluviales, fluvial, lacustre.

Abstract: This work deals with the stratigraphic and sedimentological characteristics of the Miocene succession in the southeastern Duero Basin, between the southern border of the Ayllon Range and the Duero river. The sedimentary record has been divided into two sequences: the Lower Páramo Sequence and the Upper Páramo Sequence separated by a local discontinuity surface. The limestone levels that constitute the uppermost parts of both sequences produce extensive platforms, known as «páramos» which are named the Lower Páramo and Upper Páramo Limestones. These two sequences are very similar and contain siliciclastic and calcareous sediments, which represent deposition in proximal and distal alluvial fans, as well as fluvial and lacustrine-palustrine sedimentary environments. The alluvial fans of the first sequence are strongly related to the tectonic activity along the southern edge of the Duero Basin. The fluvial system had a westward flow direction; lacustrine systems developed at final stages of the Upper and Lower Páramo successions and they onlap the southern border of the basin. Fossil localities constrain the cronostratigraphy of the Upper and Lower Páramo Sequences between the middle Aragonian (MN 5) to lower Vallesian (MN 9). New mapping indicates that the Piquera de San Esteban mammal site is located stratigrahically on top of the Lower Páramo Sequence and forms the base of the Upper Páramo Sequence.

Key words: Stratigraphy, Miocene, Duero Basin, Páramos limestones, mammal sites, alluvial fan, fluvial, lacustrine.

 Nozal, F. y Herrero, A. (2005): El Mioceno del borde meridional del corredor Aranda de Duero-Burgo de Osma (SE   Cuenca del Duero). Revista de la Sociedad Geológica de España, 18 (1-2):21-37.

La sucesión miocena de los sectores central y suroriental de la Cuenca del Duero ha sido dividida en los clásicos tramos Arcillas de la Tierra de Campos, Margas yesíferas de las Cuestas y Calizas de los Páramos (Hernández Pacheco, 1915; Royo Gómez, 1926; San Miguel de la Cámara, 1952). Posteriormente, y con un nivel de definición mayor se han efectuado otras divisiones litoestratigráficas como las realizadas en los trabajos de García del Cura (1974 y 1975), Armenteros (1986) y Ramos Martín y Alonso Gavilán (1990), entre otros.

El corredor de Aranda de Duero-Burgo de Osma se localiza en su extremo suroriental y sirve de enlace con la Cuenca de Almazán situada al sureste de la misma.

El relieve de este sector presenta altitudes comprendidas entre los 820 m y 1.048 m y una morfología estructurada en replanos subhorizontales escalonados mediante escarpadas vertientes, los cuales se conocen en la región como páramos. En estos replanos se encajan fuertemente los valles fluviales, lo que favorece el análisis de la sucesión sedimentaria terciaria. La zona de estudio se localiza al norte de las Sierras de Ayllón y Somosierra, al este de la Sierra de Pradales y, por el norte, alcanza hasta las proximidades del río Duero (Fig. 1). Los trabajos de campo se han efectuado en las hojas del M. T. N.: San Esteban de Gormaz (n° 376) y Ayllón (nº 404).

Figura 1.- Localización geológica y geográfica del área estudiada.

La división del registro sedimentario de la zona se ha efectuado teniendo en cuenta las propuestas de trabajos anteriores y los nuevos datos, principalmente litoestratigráficos y cartográficos, obtenidos durante la realización de la cartografía geológica a escala 1:50.000 para el Plan MAGNA en la región analizada. La distribución espacial de los dispositivos sedimentarios en cada unidad estuvo controlada por la tectónica, que afectó, tanto a los relieves adosados al corredor como a los sedimentos en el interior del mismo y, asimismo, por las variaciones del nivel de base lacustre.

El objetivo de este artículo es describir la estratigrafía y sedimentología de la sucesión miocena en el sector analizado del corredor Aranda de Duero-Burgo de Osma. La metodología seguida es la clásica en trabajos regionales de esta índole, con el levantamiento de un conjunto numeroso de columnas estratigráficas y su correlación cartográfica y, contrastando siempre, los nuevos datos obtenidos con los publicados en otros trabajos. Asimismo, se analiza la posición cronoestratigráfica de las secuencias descritas teniendo en cuenta los yacimientos paleontológicos localizados en el SE de la Cuenca del Duero y la nueva reubicación del de Piquera de San Esteban, propuesta en este trabajo.

Estratigrafía

La sucesión terciaria en el corredor Aranda de Duero-Burgo de Osma alcanza un espesor entre 1.000-2.500 m (Lanaja et al., 1987; Guimerá et al., 1995; Bond, 1996). De este espesor afloran en superficie unos 200-250 m, y teniendo en cuenta los afloramientos del núcleo del Anticlinal de Langa (Hoja de San Esteban de Gormaz) se alcanzarían unos 400 m aproximadamente, atribuidos al Mioceno (Nozal y Herrero, 1997; Cortés Gracia et al., 1997).

El relleno sedimentario de la zona estudiada se ha dividido en dos unidades informales que se denominan de muro a techo: Secuencia del Páramo Inferior (Mioceno medio) y Secuencia del Páramo Superior (Mioceno medio-Mioceno superior). A techo de ambas secuencias se encuentran sendos niveles carbonatados denominados Calizas del Páramo Inferior y Calizas del Páramo Superior, respectivamente. Estas unidades son equivalentes a las unidades tectosedimentarias, N-2, N-3 y N-4 de Mediavilla et al. (1996) y a gran parte de las «etapas sedimentarias» 5 y 6 de Armenteros et al. (2002).

Los sedimentos presentan, salvo en el Anticlinal de Langa, una disposición estructural simple, al hallarse en capas subhorizontales, prácticamente sin deformación o con una inclinación muy suave hacia el SO. Dentro de estas dos unidades y teniendo en cuenta las variaciones litológicas, se han cartografiado en las Hojas MAGNA numerosas subunidades y niveles de rango menor que, en este trabajo, se han reagrupado para su descripción en las secuencias citadas.

Dentro de cada unidad se han reconocido y definido distintas facies de conglomerados, arenas, lutitas, calizas y margas, que se sintetizan en la tabla I. Para la interpretación de las facies siliciclásticas se han seguido los trabajos de Miall (1977, 1978 y 1992) y, para las carbonatadas, los de Dunham (1962), Freytet (1973 y 1984) y Freytet y Plaziat (1982), entre otros.

Tabla I.- Código de facies sedimentarias empleadas en el trabajo.

Por encima de la Secuencia del Páramo Superior se sitúa disconforme un conjunto detrítico constituido por facies de lutitas arenosas y conglomerados silíceos, que se dispone sobre una superficie fuertemente karstificada desarrollada sobre las Calizas del Páramo Superior, y sobre la superficie de erosión que arrasa el borde mesozoico. Representan la última etapa sedimentaria terciaria relacionada, probablemente, con el inicio del vaciado de la cuenca.

En áreas próximas, este conjunto ha sido identificado y descrito como «facies rojas pliocuaternarias» (García del Cura, 1974 y 1975; Armenteros, 1986; Molina y Armenteros, 1986; López Olmedo et al., 1997), y es asimilable a la «raña», de ahí la atribución Plio-Pleistoceno que se le asigna.

Secuencia del Páramo Inferior: Aragoniense medio-Aragoniense superior (MN 5 a MN 6)

Esta unidad se halla en discordancia con los sedimentos paleozoicos y mesozoicos y, asimismo, con los de la etapa sedimentaria previa, las Calizas de Montejo de la Vega, a las que trunca erosivamente (Nozal y Montes, 2004).

Dentro de esta secuencia se han diferenciado tres tramos, el marginal de naturaleza conglomerática, el basal fundamentalmente lutítico, y el culminante carbonatado. Los sedimentos detríticos más gruesos del tramo marginal afloran únicamente al suroeste y fuera del área analizada en este trabajo, mientras que los sedimentos detríticos finos del tramo basal, y los carbonatados del tramo culminante, se localizan principalmente por el tercio septentrional de la misma. Esta unidad presenta una macrosecuencia de tendencia granodecreciente, en la que se da una evolución desde facies dominantemente conglomeráticas y arenosas hacia facies finas lutíticas y carbonatadas.

Por debajo de los conglomerados marginales de la Secuencia del Páramo Superior, en Santibáñez de Ayllón aparece una sucesión de sedimentos (Fig. 2) discordantes sobre los materiales paleozoicos (pizarras silúricas). El afloramiento presenta una geometría en forma de cuña, con una longitud de hasta 2-3 km y un espesor máximo de 30-35 m al sur, y mínimo al norte, al quedar truncados discordantemente por los conglomerados suprayacentes. Estos sedimentos, por la posición que ocupan y por las facies que presentan, deben corresponder a la Secuencia del Páramo Inferior, aunque no se descarta que pudieran ser algo más antiguos.

Figura 2.- Columna estratigráfica de Santibáñez de Ayllón. Leyenda general para todas las columnas.

Tramo marginal. El tramo marginal de esta unidad, salvo la excepción mencionada en el párrafo anterior, aflora principalmente en el borde septentrional de la Sierra de Honrubia-Pradales (alrededores de Montejo de la Vega), y en su extremo meridional, cerca de Maderuelo, ambos al oeste de la zona de estudio, donde el espesor de este tramo conglomerático marginal no suele superar los 30 m.

En trabajos y publicaciones anteriores no se habían separado las «facies conglomeráticas de borde» de las respectivas unidades diferenciadas, apareciendo todas ellas englobadas en la denominada Unidad Marginal Conglomerática de García del Cura (1975), Armenteros (1986), Armenteros et al. (1996) y Nozal y Rubio (1996). Sin embargo, trabajos detallados realizados posteriormente en el entorno de Montejo, han permitido la diferenciación de los mismos, y por tanto, la adscripción a sus correspondientes secuencias (Nozal y Montes, 2004). En dicha localidad el tramo marginal de la Secuencia del Páramo Inferior se corresponde con los conglomerados discordantes sobre la «Unidad de Montejo» definida en este último trabajo.

Está constituido por conglomerados estratificados en capas de espesor decimétrico y métrico. La composición de los clastos es mayoritariamente de caliza cretácica y algunos de cuarcita. Presentan gradación positiva y aparecen en facies Gm y Gt con una geometría canalizada y lenticular. Hacia la parte inferior del tramo se localizan intercalaciones de areniscas y areniscas conglomeráticas que incluyen fragmentos de huesos y dientes de vertebrados que constituyen el yacimiento de Montejo de la Vega (Aragoniense medio, MN 5 zona local E) descrito por Mazo et al. (1998). Hacia el techo de este tramo de conglomerados, aparecen areniscas con estratificación cruzada en surco (St) y canales con oncoides de gran tamaño, y laminaciones estromatolíticas complejas con desarrollo decimétrico. El tramo finaliza en conglomerados similares a los del conjunto inferior.

Lateralmente, este tramo marginal pasa a una sucesión de 52 m de potencia, constituida por tres secuencias menores con detríticos en la base y carbonatos a techo, siendo el último de ellos, las Calizas del Páramo Inferior de este trabajo.

Tramo basal. Se localiza por el centro y norte del área, en una franja paralela al río Duero y se prolonga siguiendo los valles de los arroyos que disecan los páramos de Ayllón, mesa de Cuevapalos, Monte Santuy, de Morcuera y de Quintanas Rubias (Fig. 1).

Está constituido por lutitas arcillosas en las que se intercalan discretos niveles de conglomerados y calizas (Figs. 3 y 4A). Las lutitas tienen un alto contenido de arena fina y son de color ocre-anaranjado y rojizo. Son masivas y presentan abundantes texturas y estructuras edáficas (prismáticas, laminares, poliédricas etc.), rasgos hidromórficos, trazas de raíces y nodulizaciones calcáreas. Aparecen en capas de geometría tabular, de entre 2-4 m de espesor y una extensión mayor de 300 m; siendo la facies Fm la dominante.

Figura 3.- Columna estratigráfica de Piquera de San Esteban (Peñasrodadas), con la localización del yacimiento de vertebrados de Piquera de San Esteban, en los conglomerados de los 70-75 metros.

Gradualmente, los limos dan paso a horizontes de encostramiento carbonatado. Estos caliches son muy abundantes hacia el norte, en las proximidades de San Esteban de Gormaz, donde han sido estudiados por Ramos Martín y Alonso Gavilán (1990), y adquieren su mayor desarrollo y representación a lo largo de los flancos del Anticlinal de Langa. En algunos parajes, estos caliches muestran tal desarrollo, que llegan a conformar replanos de extensión considerable. La facies mejor representada es P, mostrando un aspecto de campo variado: nodular, terroso y, otras veces, alveolar o laminado. Su color es, asimismo, variable con mezclas de blanco, rojo y amarillo con moteados pardos. Alcanzan espesores máximos de hasta 5 m y decenas a centenares de metros de extensión lateral. El límite superior suele ser neto, mientras que el inferior, es gradual y presenta, en muchos casos, rizocreciones y estructuras verticales que penetran en el material detrítico original. Con frecuencia se observan recristalizaciones de calcita, brechificación y, a veces, estructuración horizontal (platy caliche). Lateralmente, estas costras pueden pasar a calizas blancas, frecuentemente constituidas por oncoides esféricos y cilíndricos de 2-10 cm (facies Co). Al sur del Duero, los niveles de calizas con oncoides presentan gran continuidad lateral, situándose a lo largo del valle del río Pedro a cotas cercanas a los 900 m.

Intercalados entre las lutitas suelen aparecer también, a veces, numerosas capas de areniscas y conglomerados. Las primeras son de grano medio a grueso, están cementadas por carbonato y muestran colores ocres y blancos. Internamente contienen cicatrices erosivas con lags de cantos de cuarzo y cuarcita, bien redondeados y con centil de 4 cm. Las facies mayoritarias son St y Sp de gran escala. Se presentan en capas de geometría lenticular, con espesores entre 1,5 y 3 m, base canalizada y techo plano y una extensión lateral menor de 50 m.

Los conglomerados son clastosoportados, con una matriz de cantos de pequeño tamaño, frecuentemente bien cementados por carbonatos. Los cantos son subredondeados y subangulosos, con centil de 25 cm. La composición es de cuarzo, caliza, cuarcita, pizarra, esquisto y lidita, aunque a veces, la carga es mayoritariamente de oncoides esféricos de tamaños variables, de hasta 30 cm, estando formados los mayores por numerosas envueltas algales con anchuras de hasta 2 cm. Los niveles presentan estratificación cruzada en surco de mediana a gran escala (facies Gt). Ocasionalmente, muestran gradación inversa y geometrías variables, por un lado son tabulares formados por la amalgama de cuerpos sedimentarios menores, y por otro, son lenticulares y canalizados con una extensión inferior a 50 m, en este último caso, aparecen aislados entre sedimentos finos, variando el espesor de las capas entre 1 y 5 m. 

Las paleocorrientes, tanto en los conglomerados como en las arenas, señalan hacia el N y el NO. No obstante, en los niveles altos del corte de San Esteban de Gormaz se han medido direcciones hacia el S y SO, procedentes del borde septentrional del Corredor de Aranda de Duero-Burgo de Osma, como también es señalado por Ramos Martín y Alonso Gavilán (1990), para la «Subunidad Roja».

a) Afloramiento situado al E de San Esteban de Gormaz (Hoja 376). Tramo basal de la Secuencia del Páramo Inferior. Arcillas y limos, con intercalaciones de caliche (A) y conglomerados (B)

b) Afloramiento situado 2 Km al sur de Piquera de San Esteban, en la margen derecha del Arroyo del Prado (Hoja 404). Tramo culminante de la Secuencia del Páramo Inferior (Fig. 5). Capas de calizas con restos fósiles y algales

c) Afloramiento situado entre Ribota y Valvieja (Hoja 404). Rellenos canalizados de conglomerados y arenas (A) entre facies de limos y arcillas rojas (B)

d) Afloramiento situado al sur de Morcuera (Hoja 404). En primer término el Arroyo del Prado y el tramo culminante de la Secuencia del Páramo Inferior (A). Hacia arriba, el tramo basal de la Secuencia del Páramo Superior (B) y la base de las Calizas del Páramo Superior (C)

e) Detalle del tramo B de la figura anterior. En la base de las secuencias aparecen areniscas con estratificación cruzada y ripples (A), hacia arriba pasan a arcillas (B) y, a techo, se desarrolla un caliche (C)

f) Afloramiento de Peñasrodadas (Hoja 376). Tramo culminante de la Secuencia del Páramo Superior. Capas de calizas separadas por delgados niveles de margas y arcillas con nódulos de carbonato

Figura 4.

Tramo culminante. Representa la etapa final del ciclo medio neógeno y muestra un predominio de términos calcáreos conocido como Calizas del Páramo Inferior. La principal característica de este tramo es su gran continuidad lateral en la región considerada. Se localiza por debajo de las cotas de 960-986 m, formando los típicos replanos carbonatado y hombreras a media altura en las vertientes. Su espesor oscila entre 10-15 m (Fig. 5), aunque en la margen izquierda del río Pedro, cerca de Piquera de San Esteban, se observan varios niveles con una inclinación suave hacia el sur que se sueldan entre sí, llegando a superar los 25 m de potencia. En general, aumentan su espesor hacia el S y SO (Maderuelo), llegando a situarse directamente sobre relieves mesozoicos (E y O de Torremocha de Ayllón). Representan la etapa de mayor expansividad, y el cese de la actividad tectónica, al menos en ese borde, durante la sedimentación de dichas calizas.

Figura 5.- Columna estratigráfica del Arroyo del Prado (Hoja 404); realizada en las Calizas del Páramo Inferior que aparecen en los escarpes de la figura 4d.

Litológicamente corresponden a bancos de calizas con finas intercalaciones de margas y margocalizas (Fig. 4B), a veces son dolomíticas, muestran colores blanco-grisáceos y están bien estratificadas en capas de espesor inferior a 2 m. Suelen presentarse masivas, con frecuentes texturas edáficas a techo, como brechificación, nodulización etc. En líneas generales, presentan geometría tabular o plano-convexa con espesores variables inferiores a 0,75 m y una extensión lateral de centenares de metros. Muestran restos fósiles de gasterópodos, pellets, algas, y excepcionalmente, envueltas oncolíticas tubulares de tamaño decimétrico desarrolladas sobre tallos vegetales, de los que actualmente sólo se conserva el molde hueco, y que aparecen concentrados preferentemente en la base de dichos bancos. En algún caso, también se han encontrado oncoides esferoidales de hasta 15 cm de diámetro.

Al microscopio se trata de mudstones y wackestones con huellas de disolución, estructuras algales, huellas de raíces, etc. Las facies dominantes son Cp, Co, Cb, Cg y P. Con frecuencia, sobre los niveles de caliza se superponen procesos secundarios y adquieren texturas peletoidales y otras de exposición. En este caso, las calizas pueden haberse transformado en pakstones secundarias y, en general, en caliches.

Entre las calizas aparecen margas en capas de geometría lenticular, con espesores centimétricos a decimétricos, de color blanco y verde, masivas (facies M) y que suelen pasar hacia techo a margocalizas, más compactas, tableadas o lajosas.

Lateralmente, al este del río Pedro, en el páramo de Atauta y, parcialmente, en los de Valparaiso y LLano de San Juan, conformados por este tramo, aparecen en él, horizontes de caliches compactos rojos (desarrollados sobre limos y arcillas). En otros casos, dicho tramo se caracteriza por un resalte carbonatado constituido por una caliza margosa blanca de más de 2 m de espesor a la que se superpone, mediante un contacto irregular y neto, un caliche rojizo, en la base reticular y con limos conservadas en el interior, y hacia arriba, compacto y con apreciable estructuración alveolar subhorizontal. En ambos casos se trata de facies P. Lateralmente, hacia el S-SO estos niveles pasan a calizas con las características antes definidas.

Ambientes sedimentarios en la Secuencia del Páramo Inferior. La parte inicial de esta etapa sedimentaria supone la entrada de terrígenos gruesos a la cuenca; así, el tramo marginal aparece representado por abanicos aluviales de baja eficacia de transporte y de carácter sintectónico. Se presenta discordante sobre las unidades previas a esta secuencia.

En el tramo basal se localizan de forma generalizada depósitos de llanura de inundación donde se desarrollaban procesos edáficos y encharcamientos palustres más o menos permanentes. Esta llanura de inundación aparece surcada por canales fluviales de baja sinuosidad que muestran un comportamiento efímero.

El tramo culminante representa la generalización en la cuenca de ambientes sedimentarios lacustres y palustres. Corresponden a lagos carbonatados someros que desarrollaban, adosados a ellos, una orla palustre y una llanura lutítica (mud flats) en las que se producía precipitación abundante de carbonato con la consiguiente formación de caliches. Este tramo representa el ascenso de los niveles lacustres en la cuenca.

Secuencia del Páramo Superior. Aragoniense superior-Vallesiense inferior (MN 7 a MN 9)

En los sectores centrales y meridionales de la Cuenca del Duero la caracterización del límite inferior de esta secuencia ha sido objeto de discusión entre los autores. Discordancia para García del Cura (1974) o disconformidad, para Mediavilla y Dabrio (1989). Posteriormente Mediavilla et al., (1996) señalan para el techo de la unidad tectosedimentaria N-3, una discontinuidad con cambios sedimentarios muy importantes. Por su parte, López Olmedo et al., (1997) indican la existencia de una discordancia cartográfica y una paraconformidad, según las áreas, asociadas a una deformación regional. Recientemente, Armenteros et al., (2002) describen en el techo de su «etapa 5» (Calizas del Páramo Inferior) una discordancia con interrupción sedimentaria y karstificación.

En el sector analizado en este trabajo, el límite inferior de esta secuencia es una disconformidad representada por una superficie cartografiable, que se identifica en algunas de las secciones estratigráficas realizadas, y que corresponde con una erosión local por incisión fluvial, de las calizas culminantes de la secuencia anterior (Páramo Inferior). La magnitud del paleorrelieve observado puede llegar a superar la decena de metros. Lateralmente, en otros casos, este límite debe considerarse como una paraconformidad, al no observarse erosión en las calizas infrayacentes. Sin embargo, sí es evidente una interrupción sedimentaria previa, reflejada por los encostramientos y brechas de costras que aparecen en el techo de las calizas de secuencia anterior.

Esta secuencia, al igual que la anterior, se divide en tres tramos: marginal y basal, que aparecen en tránsito lateral interdigitado y, el culminante, que se sitúa sobre los dos anteriores o directamente sobre los relieves cretácicos al sur de Morcuera. El tramo marginal está constituido por conglomerados y arenas, el basal es mayoritariamente limo-arcilloso con frecuentes intercalaciones de conglomerados y arenas en el tercio inferior y de calizas/caliches en el resto. El tramo culminante está integrado por calizas en niveles tabulares muy extensos y que conforman los característicos páramos altos de la región (Calizas del Páramo Superior).

La potencia del tramo marginal varía en la Hoja de Ayllón, entre un máximo de 100 m al oeste de Santibáñez de Ayllón y unos 50 m en las proximidades de Ligos. El tramo basal mantiene un espesor bastante constante de unos 50-60 m en los alrededores de Piquera de San Esteban. Finalmente, el tramo culminante llega a alcanzar, en los páramos orientales, espesores próximos a 30-45 m (Páramos de Morcuera y de Quintanas Rubias).

La macrosecuencia que se obtiene para esta unidad muestra una tendencia granodecreciente, observándose a techo de la unidad una interdigitación de facies detrítica finas proximales con las facies carbonatadas, como se aprecia en las proximidades de Torremocha.

Tramo marginal. Se localiza al sur de la zona bordeando los afloramientos paleozoicos y mesozoicos de la Sierra de Ayllón; está constituido por conglomerados y areniscas que, hacia el norte, aparecen en tránsito lateral interdigitado hacia sedimentos detríticos finos y carbonatados pertenecientes al tramo basal de esta secuencia.

Se pueden distinguir dos subunidades teniendo en cuenta la distinta composición de los clastos, reflejo de dos áreas fuente donde afloran distintos materiales, y en la diferente distalidad que presentan.

Al SE las facies proximales marginales están formadas por secuencias granodecrecientes de espesor variable, inferior a 8 m, constituidas básicamente por conglomerados y areniscas cementadas (Fig. 6); presentan colores rojizo en fresco y grisáceo en alteración superficial. En la base de estas secuencias aparecen conglomerados clastosoportados con matriz arcillo-arenosa. Los cantos tienen una composición polimíctica, que por orden de abundancia son de caliza mesozoica, cuarcita, cuarzo, arenisca y pizarra paleozoica. Su área fuente se sitúa, por tanto, en el extremo más septentrional de la Ibérica Castellana. El centil es de 60 cm, y el tamaño medio de 18 cm. Las facies mayoritarias son Gt y Gm remarcadas en muchos casos por imbricaciones de clastos. Forman cuerpos de geometría lenticular, de 4-5 m de espesor máximo con base erosiva y canalizada y extensión lateral inferior a 50 m. Con frecuencia aparecen superficies internas erosivas.

Figura 6.- Columna estratigráfica de Estebanvela, Hoja (404).

Las areniscas aparecen gradualmente hacia el techo de las secuencias. Tienen un carácter granodecreciente, con algún canto disperso y cemento carbonatado. Las facies dominantes son Sm, St y Sr. Aparecen en capas de geometría lenticular con espesor inferior a 3 m y extensión lateral generalmente reducida. Las direcciones de paleocorriente medidas (Fig. 6) en la columna, situada unos 2 km al NO de Santibáñez de Ayllón, señalan hacia el OSO-SO, procedentes del extremo septentrional de la Ibérica Castellana (Pico de Grado), estando muy condicionadas por el paleorrelieve paleozoico de Matilla, situado al norte.

Hacia el SO, al pie de la Sierra de Ayllón, estos materiales se hallan en paso lateral interdigitado con otro tipo de sedimentos organizados en secuencias granodecrecientes de conglomerados, arenas y limos (Fig. 4C) de color rojo intenso (2,5 YR 4/8) y sin ningún tipo de cementación. Los conglomerados son clastosoportados con una composición de pizarra, esquisto, cuarzo, cuarcita y brecha ferruginosa, totalmente paleozoicos y con un centil de 20 cm. Hacia el techo de las secuencias aparecen arenas y limos, que se hallan en paso gradual, a veces neto, desde los conglomerados infrayacentes. Las arenas son medias a gruesas, con una matriz limosa entre el 30% - 55% del volumen. En la fracción arcilla domina la caolinita y como secundaria aparece la esmectita. Las facies dominantes son Gt, Sm, Fm y como subordinada, St.

Estas secuencias forman cuerpos de geometría lenticular con espesor menor de 6 m, base canalizada y extensión lateral inferior a 30 m. La relación anchura/profundidad es del orden de 5/1. Habitualmente, estos conglomerados se pierden lateralmente entre los limos.

Al este de Ribota, las medidas de paleocorrientes se dirigen hacia el NNE (N 10 - N 45) procedentes de un área madre enteramente paleozoica situada al S (Sierra de Ayllón).

Figura 7.- Fotografía realizada desde el Llano de San Juan (Hoja 376), que muestra la erosión de los conglomerados y areniscas iniciales del tramo basal de la Secuencia del Páramo Superior, sobre el tramo culminante (calizas, costras y brechas) y parte del tramo basal de la Secuencia del Páramo Inferior (limos y areniscas). Al fondo el Páramo de Peñasrodadas.

Tramo basal. Con frecuencia en el sector considerado, sobre las Calizas del Páramo Inferior se localizan conglomerados y arenas que dibujan cartográficamente una banda discontinua (por la erosión actual) de dirección ESE-ONO y que se han incluido en este tramo basal. El espesor que estos niveles presentan varía entre 5 y pueden superar los 15 m. Se siguen desde el Este, en el páramo de Llano de San Juan y continúan en dirección ONO por la cantera «Las Rozas» (Piquera de San Esteban) hasta Miño de San Esteban. En el Llano de San Juan (Figs. 7 y 8A) sobre las calizas blancas y masivas se sitúan varios niveles de caliche, rojizos, de texturas alveolar, masiva y, a veces, laminada, con un espesor de hasta 3,5 m y sobre ellas, un nivel de costras bréchicas. Por encima de este conjunto aparecen conglomerados y areniscas cuarcíticas cementadas con geometría canalizada, que llegan a erosionar totalmente al páramo (Calizas del Páramo Inferior) subyacente e inclusive, a niveles detríticos inferiores a este.

En detalle, el tramo basal en la cantera de «Las Rozas» (Piquera de San Esteban) presenta un conjunto detrítico de potencia visible cercana a los 15 metros y continuidad lateral relativamente grande, pudiendo seguirse en un entorno de 500 m (Figs. 8A y B). En esta cantera es donde se sitúa el yacimiento de Piquera de San Esteban (Mazo y Jordá,1994);

A) Mapa geológico detallado de los alrededores de Piquera de San Esteban

B) Corte del frente de la cantera de áridos «Las Rozas» en Abril de 2001, donde se localiza el yacimiento de Piquera de San Esteban.

Figura 8 

El corte está constituido por alternancias de gravas y arenas en secuencias granodecrecientes de colores ocres a blanco-amarillentos con numerosas superficies erosivas en su interior formando cuerpos lenticulares soldados de extensión lateral inferior a 30-40 m y espesor menor de 2m. Presentan una matriz de arenas cuarzosas de granulometría media a gruesa. En el frente de explotación estos niveles están sueltos, aunque localmente dentro de la propia cantera como en otros afloramientos, aparecen fuertes cementaciones carbonatadas con distribución irregular.

Los conglomerados están bien redondeados, con centiles entre 3-12 cm, y la composición es, por orden de abundancia, de cuarcita, cuarzo, lidita y caliza. Excepcionalmente aparecen cantos blandos arcillosos grises de tamaño decimétrico y con finas laminaciones internas pardo-rojizas. Dentro de estos cantos blandos es donde aparecieron los restos fósiles, dos muelas y un incisivo pertenecientes a un mastodonte y un dinoterio. Corresponden a facies Gt, con surcos de hasta 6-7 m de anchura y una altura inferior a 2 m. Localmente, pueden presentar estratificación cruzada de tipo epsilon (facies Gla.) que define unidades de acreción lateral. Ocasionalmente, se intercalan arenas medias a finas con geometría canalizada o lenticular, que se rellenan con facies St, de media a gran escala y Sm, a veces, en tránsito lateral desde los conglomerados. Las medidas de paleocorrientes proporcionan una dirección media hacia el ONO.

En las proximidades de Miño de San Esteban, la parte inferior de la misma unidad presenta un afloramiento espectacular de esta base canalizada (Fig. 9). En dicho corte se aprecia la fuerte incisión del canal sobre el nivel carbonatado subyacente correspondiente al Páramo inferior, pudiéndose observar además, como la pared lateral del canal (expuesta en el corte de una cárcava) aparece recubierta de estromatolitos dómicos, de aproximadamente 50 cm de diámetro por 20 cm de altura, con abundante limo atrapado entre las láminas algales.

Figura 9.- Fotografía tomada en las proximidades de Miño de San Esteban (Hoja 376), con los conglomerados del tramo basal de la Secuencia del Páramo Superior erosionando, con una magnitud de orden métrico, a margocalizas del tramo culminante de la Secuencia del Páramo Inferior. La flecha indica la dirección del paleocanal hacia el NO.

El resto del tramo basal está constituido por capas métricas de limos, arcillas, arenas y conglomerados con algunas intercalaciones de calizas y caliches (Fig. 3). Todas estas litologías constituyen el conjunto «detrítico interpáramos» (tramo basal de la Secuencia del Páramo Superior) y por tanto, está bien delimitado en la zona, tanto desde el punto de vista morfológico como estratigráfico (Fig. 4D).

Los limos arenosos y arcillas, de colores ocre-anaranjados, se presentan en niveles tabulares de 1’5 a 5 m de espesor y extensión lateral superior a 300 m, muestran frecuentes rasgos de edafización, como moteado hidromórfico, carbonataciones a techo de distinto grado y abundantes texturas edáficas con desarrollo de estructuramiento prismático. Las facies más abundantes son Fm y P.

Intercalados entre los limos y arcillas de este tramo basal aparecen capas tabulares de calizas de espesor inferior a 6 m, en general entre las cotas de 980 y 1.000 m, así como diversos canales de arenas y conglomerados.

Estos niveles carbonatados destacan en el paisaje por su coloración blanca y su gran continuidad lateral. Se trata de bancos de calizas blanco-grisáceas, localmente constituidas por oncoides, y a veces, con intercalaciones de margas y margocalizas. Suelen presentarse masivos, con abundantes texturas edáficas, como brechificación, nodulización, moldes de raíces a techo, etc. Al microscopio se trata de mudstones y wackestone que presentan huellas de disolución, estructuras algales, texturas peletoidales, oncolíticas, etc. Lateralmente, en zonas periféricas a las palustres pueden pasar a caliches porosos de colores blanco-rojizos, con estructuramiento subhorizantal y abundantes pedotúbulos verticales cementados a techo. Las facies dominantes son Cp, Cg, Co, Ci, M y P.

Los conglomerados y arenas intercalados presentan relativa continuidad lateral, situándose preferentemente hacia techo, por debajo de las Calizas del Páramo Superior. Son canales aislados entre los limos y arcillas antes descritos, con un espesor entre 5-10 m y una extensión lateral, a veces, superior a 100 m (Fig. 4E). Los conglomerados están constituidos por oncoides, esféricos y cilíndricos, de hasta 10 cm de diámetro, algunos con núcleo hueco, intraclastos carbonatados bien redondeados y, de forma minoritaria cantos cuarcíticos. Gradualmente hacia techo pasan a arenas de cuarzo grano medio a fino, sueltas o cementadas, de tonos blanco-amarillentos, y bien calibradas. Las facies dominantes son Gt, St y Sp con lags y niveles de gravas. Las paleocorrientes en el borde (Torremocha), se dirigen al NO, y en zonas más distales (NO de Castillejo de Robledo) van ya hacia el Oeste (Armenteros, op. cit.).

Tramo culminante. Representa la terminación lacustre carbonatada de la Secuencia del Páramo Superior. Sus característicos afloramientos configuran las extensas altiplanicies de los páramos altos de la zona, que son: El Puerto Alto de Ayllón, Peñas Rodadas, Peña del Gato, la «mesa» de Cuevapalo-Muela, Monte Santuy y páramos de Morcuera y Quintanas Rubias (Nozal, 1997, Nozal y Rubio, 1998). Las potencias conservadas oscilan en general entre 10-25 m aunque, en ocasiones, puede alcanzar los 50 m de espesor (Quintanas Rubias).

En el borde meridional del páramo de Morcuera, en la parte inferior de este tramo, aparecen capas detríticas finas de color rojo intercaladas entre las calizas. En detalle, estos detríticos se depositaron sobre calizas que habían sufrido previamente pequeñas karstificaciones, de tal forma que aparecen rellenando los huecos y cavidades dejadas por los procesos de disolución y exposición subaérea. Estos niveles detríticos van progresivamente adelgazándose hasta desaparecer hacia el NE, hacia el interior del lago.

Las calizas tienen geometría tabular con potencias entre 1 y 3 m, con aspecto externo masivo y límites plano-paralelos que se pierden lateralmente (Figs. 3 y 4F). Presentan gran variedad de facies y texturas, reconociéndose al microscopio mudstones y wackestones con restos fósiles de gasterópodos, ostrácodos y moldes de los mismos. Suelen ser abundantes los rasgos edáficos como brechificación, moldes de raíces y porosidad fenestral. Ocasionalmente pueden aparecer oncoides de tamaño variable e intraclastos (facies Cb, Cg, Cp y Co). A veces, aparecen delgadas intercalaciones margosas que lateralmente pueden aumentar de espesor, pero siempre inferiores a 1 m (facies M).

Ambientes sedimentarios en la Secuencia del Páramo Superior. La superficie de discontinuidad basal de la secuencia representa, según se deduce de los rasgos sedimentarios y geométricos, un periodo de exposición subaérea prolongado con encostramientos importantes en el techo de las calizas del Páramo Inferior y una etapa posterior de erosión con fuerte incisión sobre las mismas. Esta incisión está ocasionada por un sistema fluvial (Piquera) que discurría, en este sector, subparalelo al borde de cuenca (Rama Castellana de la Cordillera Ibérica) hacia sectores más internos de la Cuenca del Duero. En zonas próximas a Piquera de San Esteban el paleocauce fluvial se encaja y erosiona totalmente al Páramo Inferior, colmatándose posteriormente mediante barras longitudinales y transversas de gravas y arenas superpuestas.

El fuerte encajamiento sobre las calizas con que culmina la secuencia anterior, se interpreta como un importante cambio paleogeográfico que conlleva la desaparición de los ambientes sedimentarios lacustres por desecación y/o desplazamiento de los mismos hacia el ONO, unido a un apreciable descenso del «nivel de base general», de ahí el encajamiento.

El tramo marginal, localizado al S y SE de la zona, se relaciona con ambientes sedimentarios de abanicos aluviales adosados al borde (Santibáñez de Ayllón) y que progradan hacia el interior con radios cercanos a los 12 km. El depósito de composición mixta mesozoica y paleozoica, tuvo lugar a través de canales fluviales de baja sinuosidad, bien desarrollados, con barras de gravas en su interior.

Las paleocorrientes señalan una procedencia general para el sistema del NE-ENE (terminación NO de la Ibérica Castellana), aunque se manifiesta una dispersión variable de las mismas.

En cambio, hacia el Sur (Ribota-Estebanvela) se localizan los sectores medios y distales de los otros abanicos aluviales con litologías exclusivamente paleozoicas. En estas zonas aparecen canales fluviales esporádicos de tendencia efímera, de baja sinuosidad y que se rellenan mediante avenidas simples de gran poder energético, como lo demuestra la ausencia de rellenos multiepisódicos. Los canales se dirigen hacia el NNE.

Hacia el norte de la zona los primeros abanicos aluviales descritos dan paso a ambientes sedimentarios propios de un sistema fluvial (correspondiente al tramo basal) con canales distales, efímeros, de baja sinuosidad, con las márgenes bien definidas. En ellos se acumulan barras de gravas y arenas aunque, de forma ocasional, pueden transportar oncoides, que indicarían aguas saturadas en carbonato cálcico, donde tiene lugar la formación de estas estructuras algales. Forman una importante red fluvial que desaguan hacia el NO, hacia Aranda de Duero («Tercera Etapa» de Armenteros et al., 1996), resultado de la confluencia, probablemente al oeste de San Esteban de Gormaz, de dos sistemas; uno procedente del N-NO, pobremente jerarquizado y episódico («Unidad de Valdecastilla», Ramos Martín y Alonso Gavilán, 1990), y otro de procedencia meridional (entronque de Ibérica Castellana y Sistema Central), dirigido hacia el O y NO.

En el exterior de los canales se da una sedimentación propia de una llanura de inundación; por desbordamiento y decantación de materiales finos, y posterior formación de paleosuelos y depósitos localizados de lagos someros con una franja palustre alrededor.

Las Calizas del Páramo Superior se interpretan como un producto de lagos carbonatados someros de energía y pendientes bajas. Estos lagos presentan una amplia franja palustre, donde se desarrollan procesos edáficos relacionados con las fluctuaciones del nivel freático de los mismos.

Cronoestratigrafía

Para establecer la cronoestratigrafía de las secuencias diferenciadas se han considerado los yacimientos paleontológicos que se encuentran en el área de estudio, como el de Piquera de San Esteban, y algunos de los ya clásicos de la Cuenca del Duero ubicados en las proximidades del área.

Los yacimientos paleontológicos de Aranda de Duero, Montejo de la Vega, Piquera de San Esteban y de Los Valles de Fuentidueña proporcionan edades Aragoniense medio-superior («Vindoboniense medio-superior») Crusafont y Celorrio, (1959), Aragoniense medio (MN 5, zona local E) (Mazo et al., 1998), Aragoniense superior (MN 7) (Mazo y Jordá, 1994) y Vallesiense inferior (MN 9) (Alberdi et al., 1981 y 1997), respectivamente.

El punto de partida que hay que tener en cuenta para establecer la cronoestratigrafía de las unidades es la ubicación exacta de los yacimientos paleontológicos dentro de la columna estratigráfica general (Fig. 10). En este sentido, los yacimientos de Aranda de Duero y de Montejo de la Vega están ubicados en el tramo basal de la Secuencia del Páramo Inferior (Nozal y Montes, 2004), en facies distales y proximales respectivamente, y por tanto, en una posición estratigráfica equivalente a la del tramo basal de la misma secuencia de este trabajo.

Figura 10.- Esquema general de la litoestratigrafía del Mioceno en el borde suroriental de la Cuenca del Duero.

Figura 10.- Esquema general de la litoestratigrafía del Mioceno en el borde suroriental de la Cuenca del Duero.

García del Cura (1974) sitúa el yacimiento de Los Valles de Fuentidueña hacia la base de la «Caliza de los Páramos» (Páramo Inferior), sin embargo, Armenteros (op. cit.) estima que se encuentra en las «Calizas de los Páramos» de su Unidad Superior Miocena, posteriormente Armenteros et al., (1997 y 2002) precisan que este yacimiento se encuentra por encima de las calizas del «Páramo Inferior,» en la base de su «Etapa 6».

El yacimiento de Piquera de San Esteban ubicado en facies conglomeráticas se situaría, según Mazo y Jordá (1994) en el último tramo detrítico de su «Unidad inferior», que estos autores correlacionan con la «Unidad Inferior» de Armenteros (op. cit.), y por tanto, por debajo de las calizas de la Unidad Media de dicho autor o «Paramo Inferior» (Armenteros et al., 2002). Sin embargo, con los datos obtenidos durante la realización de la cartografía geológica y el levantamiento de una nueva columna (Figs. 3 y 8A) se ha comprobado que, aunque topográficamente el yacimiento podía estar situado «a cota» por debajo de las Calizas del Páramo Inferior, estratigráficamente se dispone por encima de ellas, puesto que el canal que las corta es, indudablemente, posterior a ellas (Nozal y Herrero, 1997). Por tanto, el yacimiento situado por encima de estas Calizas del Páramo Inferior acotaría la edad de ellas como pre o sin-MN 7. Esta falta de precisión en el posicionamiento del yacimiento, por los autores que lo estudiaron, se debió probablemente, a la dificultad de observación continua, y por tanto, a la necesidad de levantar columnas parciales sin verificar adecuadamente las relaciones laterales existentes, puesto que no se realizó cartografía.

Con todas estas precisiones, podemos concretar por tanto que, la Secuencia del Páramo Inferior abarca una edad entre el Aragoniense medio (MN 5) y el Aragoniense superior, y la Secuencia del Páramo Superior, entre el Aragoniense superior (MN 7) y el Vallesiense inferior (MN 9), edad ésta mínima, pues corresponde a la parte inferior de sus calizas culminantes.

Interpretación paleogeográfica

En el corredor de Aranda de Duero-Burgo de Osma los ambientes paleogeográficos y ubicación de los dispositivos sedimentarios (Fig 11) no sólo están controlados por los ascensos y descensos de los niveles lacustres. La actividad tectónica que se manifiesta claramente de forma sinsedimentaria en la Secuencia del Páramo Inferior, tanto en los bordes de cuenca que rodean a este corredor (elevación del borde sur), como en el centro del mismo con la formación de diversas estructuras tectónicas (Anticlinales de Langa de Duero y del Burgo de Osma, etc.), controló la sedimentación de las unidades (Nozal y Herrero, 1997 y 1998). Los campos de esfuerzos y el estudio de alguna de estas estructuras tectónicas han sido analizadas con mayor detalle en el trabajo de Cortés Gracia et al., (1997).

A) Mitad de la Secuencia del Páramo Inferior

B) Techo de la Secuencia del Páramo Inferior

C) Mitad de la Secuencia del Páramo Superior

D) Techo de la Secuencia del Páramo Superior

Figura 11.- Esquemas paleogeográficos del corredor de Aranda de Duero-Burgo de Osma

Durante el inicio de la Secuencia del Páramo Inferiorlas facies conglomeráticas están adosadas al frente de sierra y son claramente sintectónicas (abanico de capas) en algunos sitios (Anticlinal de Honrubia: Nozal y Montes, 2004; Somosierra: Hernáiz et al., 1995) En esta secuencia se identifican un conjunto de abanicos aluviales coalescentes de baja eficacia de transporte (1-1,5 km) que rápidamente pasan a facies distales, y que están dominados por cursos fluviales de baja sinuosidad. Representan una fase de fuerte actividad tectónica con la elevación del Sistema Central y del Anticlinal de Honrubia. Lateralmente, hacia el norte estos abanicos aluviales dan paso a una llanura fluvial surcada por canales de actividad efímera, con presencia de lagos someros.

Al final de esta secuencia tiene lugar, al menos en gran parte del sector de la cuenca considerado, la generalización de un ambiente lacustre representado por las Calizas del Páramo Inferior. Estas calizas muestran un dispositivo en onlap sobre los conglomerados marginales de su secuencia y sobre el propio borde, lo que indica el cese de la actividad tectónica, y permite señalar una tendencia granodecreciente para esta secuencia.

El límite entre las Secuencias del Páramo Inferior y Superior se caracteriza por una etapa de retracción lacustre y exposición subaérea de los sedimentos calcáreos del techo del Páramo Inferior, con el consiguiente desarrollo de importantes caliches, bien expuestos en el Llano de San Juan, y por una fuerte incisión fluvial (local), de orden métrico, sobre las mismas, con que se reanuda la siguiente secuencia, permiten deducir un descenso importante del nivel de base relativo en la cuenca sedimentaria. Esta incisión es ocasionada por una red de canales fluviales de alta energía y baja sinuosidad, con carga de gravas y arenas siliciclásticas donde se acumulan barras longitudinales y transversales. Tanto el trazado cartográfico que sigue el canal más importante del sector considerado, como las paleocorrientes obtenidas dentro de éste, y en otros canales menores, indican que el sistema fluvial se dirigía hacia el ONO.

Después de este descenso inicial del «nivel de base», prosigue el relleno por acomodación de la Secuencia del Páramo Superior, generándose una nueva macrosecuencia granodecreciente.

En la Secuencia del Páramo Superior se localizan ambientes sedimentarios de abanicos aluviales (tramo marginal de esta secuencia) en las zonas adosadas al borde (Ibérica Castellana y Sierra de Ayllón), y que progradan hacia el interior del orden de 5-10 km, y algo menos, 5-6 km en el borde septentrional de Honrubia-Pradales. Hacia el norte, todos estos abanicos aluviales pasan a un sistema fluvial, que está representado por depósitos de llanura de inundación con edafización, depósitos lacustres/palustres someros y canales fluviales de baja sinuosidad. Las paleocorrientes de este sistema se siguen dirigiendo, como en la secuencia anterior, hacia el O-NO.

Las calizas con las que finaliza la Secuencia del Páramo Superior representan de nuevo la generalización de un ambiente lacustre, con solapamiento expansivo proximal (onlap), y por tanto con ausencia de tectónica, de tal modo que el plano definido por el techo de dichas calizas, a la vez enrasa y fosiliza, en el borde de la cuenca con pediments más o menos extensos, pero siempre bien desarrollados, correspondientes a la denominada Superficie de Erosión finineógena.

Conclusiones

La sucesión neógena de la región se ha dividido en dos secuencias que se han denominado, Secuencia del Páramo Inferior y Secuencia del Páramo Superior que culminan con sendos niveles carbonatados de continuidad regional. En ambas secuencias se diferencian tres tramos de los cuales, los marginales y basales son mayoritariamente terrígenos, mientras que los que culminan las respectivas secuencias son los páramos calcáreos respectivos.

El tramo marginal de la primera secuencia está representado por abanicos aluviales de pequeño radio, mientras que, los de la secuencia superior, son algo mayores.

Los tramos basales (medios-distales) de las dos secuencias están representados por sendos sistemas fluviales con importantes depósitos de llanura de inundación con edafización (caliches), canales de baja sinuosidad y depósitos carbonatados palustres correspondientes a encharcamientos someros.

Las calizas de los tramos culminantes de ambas secuencias, se interpretan como el producto de la sedimentación en lagos carbonatados someros, de baja pendiente con amplios márgenes palustres, donde se dan frecuentes procesos de encostramiento con desarrollo de caliches.

Según se demuestra con los datos cartográficos y con las observaciones realizadas, tanto en el entorno del yacimiento paleontológico de Piquera de San Esteban, como en zonas próximas situadas al E y al NO del mismo, los depósitos conglomeráticos fluviales donde se localiza este yacimiento pertenecen al tramo basal de la Secuencia del Páramo Superior. Por tanto, la datación Aragoniense superior (MN 7) del yacimiento permite asignar precisamente esa edad al tramo basal de dicha secuencia.

La edad de las calizas del tramo culminante de la Secuencia del Páramo Inferior quedaría por tanto acotada entre las proporcionadas por el yacimiento de Montejo de la Vega (MN 5), situado en la base de su secuencia y, el de Piquera de San Esteban (MN 7) situado inmediatamente por encima de ellas.

Agradecimientos

Este trabajo forma parte de las investigaciones realizadas para la elaboración de la cartografía geológica a escala 1:50.000 (Plan MAGNA) en el sector SE de la Cuenca del Duero. Los autores agradecemos a la Dirección de Geología y Geofísica del IGME las facilidades dadas para la presentación del manuscrito. Agradecemos igualmente, las correcciones y sugerencias realizadas por los revisores del trabajo, Dra. María Ángeles García del Cura y Dr. Ildefonso Armenteros, y por el Dr. Carlos Sancho, Editor de la Revista quienes han contribuido, sin duda, a la mejora del mismo. Finalmente, agradecemos también a nuestros colegas los Drs. Manuel Montes y Pablo Valverde los comentarios realizados sobre el contenido del artículo y la revisión del abstract.

Referencias

Alberdi, M.T., Azanza, B. y Cerdeño, E. (1997): Paleontology: Vertebrates of Los Valles de Fuentidueña (Segovia). En: Field Trip Guide Second Congress R.C.A.N.S. Salamanca (Spain), 40-45.

Alberdi, M.T., López, N., Morales, J., Sesé, C. y Soria, D. (1981): Bioestratigrafía y biogeografía de la fauna de mamíferos de Los Valles de Fuentidueña (Segovia). Estudios Geológicos, 37: 503-511.

Armenteros, I. (1986): Estratigrafía y Sedimentología del Neógeno del sector suroriental de la Depresión del Duero. Ediciones Diputación de Salamanca, 471 p.

Armenteros, I., López-Samaniego, E. y Herráez, I. (1996): Geología e hidrogeología del Terciario en el sector de Aranda de Duero (Burgos)-Peñafiel (Valladolid), sureste de la Cuenca del Duero. Biblioteca 11. Estudio e Investigación. Aranda de Duero. Ayuntamiento de Aranda de Duero, 45-66.

Armenteros, I., Valle, M.F., Alonso Gavilán, G., Rivas Carballo, M.R. y Herrero, A. (1997): Continental Neogene of Peñafiel-Valles de Fuentidueña (Valladolid- Segovia) area. Biostratigraphic problems. En: Field Trip Guide Second Congress R.C.A.N.S. Salamanca (Spain), 24-39.

Armenteros, I., Corrochano, A., Alonso Gavilán, G., Carballeira, J. y Rodríguez, J. M. (2002): Duero basin (northern Spain). En: The Geology of Spain (W. Gibbons y T. Moreno, Eds.). Geological Society, London, 304-315.

Bond, J. (1996): W4 Tectono-sedimentary evolution of the Almazán Basin, NE Spain. En: Tertiary basins of Spain. The stratigraphic record of crustal kinematics (P. F. Friend y C. J. Dabrio, Eds.). Cambridge University Press, Cambridge, 203-213.

Cortés Gracia, A.L., Maestro González, A. y Nozal Martín, F. (1997): Nuevos datos sobre la tectónica reciente del sector oriental de la Cuenca del Duero (Burgos-Soria). Revista de la Sociedad Geológica de España, 12: 17-28.

Crusafont, M. y Celorrio, J.M. (1959): Sobre un yacimiento de mamíferos fósiles en Aranda de Duero. Estudios Geológicos, 15: 111-118.

Dunham, R.J. (1962): Classification in carbonate rocks according to depositional texture. En: Classification of carbonate rocks (W. E. Ham, Ed.). American Association Petroleum Geologist, Memory 108-121.

Freytet, P. (1973): Petrography and paleoenvironment of continental carbonate deposits with particular reference to the Upper Cretaceous and Lower Eocene of Languedoc. Sedimentary Geology, 10 : 25-60.

Freytet, P. (1984): Les sédiments lacustres carbonatés et leurs transformations par émersión et pedogènese. Importance de leur identification pour les reconstitutions paléogéographiques. Bulletin Centre Recherches Exploration Production Elf-Aquitaine, 8.1: 223-247.

Freytet, P. y Plaziat, J.C. (1982): Continental carbonate sedimentation and pedogenesis. Late Cretaceous and Early Tertiary of southern France (B. H. Purser, Ed.). Contribution Sedimentology, 12. Stuttgart. 212 p.

García del Cura, M.A. (1974): Estudio sedimentológico de los materiales terciarios de la zona centro-oriental de la Cuenca del Duero (Aranda de Duero). Estudios Geológicos, 30: 579-597.

García del Cura, M.A. (1975): Contribución al conocimiento litoestratigráfico del Terciario continental de la Cuenca del Duero (zona oriental). En: Coloquio internacional sobre Bioestratigrafía Continental del Neógeno superior y Cuaternario inferior. Montpellier, 25-IX - Madrid, 11-X de 1974. (M. T. Alberdi y E. Aguirre, eds.): Actas I: 77-82.

Guimerá, J., Alonso, A. y Ramón Mas, J. (1995): Inversion of an extensional-ramp basin by a newly formed thrust: the Cameros basin (N. Spain). En: Basin Inversion. (J.G Buchanan y P.G. Buchanan, Eds.), Vol. Esp. 88: 433-453.

Hernández Pacheco, E. (1915): Geología y Paleontología del Mioceno de Palencia. Memorias de la Comisión de Investigación Paleontológica y Prehistórica, 5, 75 p.

Hernáiz, P. P., López Olmedo, F., Cabra Gil, P., Solé, J., Escuder, J. y Valverde Vaquero, P. (1995): Mapa Geológico de España 1:50.000, hoja nº 432 (Riaza). IGME, Madrid.

Lanaja, J. M.; Querol, R. y Navarro, A. (1987): Contribución de la exploración petrolífera al conocimiento de la Geología de España. IGME, Madrid. 465 p., 17 pl.

López Olmedo, F., Enrile, A. y Cabra, P. (1997): Mapa Geológico de España 1:50.000, hoja nº 374 (Peñafiel). IGME, Madrid.

Mazo, A.V. y Jordá Pardo, J.F. (1994): Los Proboscideos Neógenos de Piquera de San Esteban (Cuenca del Duero, Soria). Implicaciones bioestratigráficas. Estudios Geológicos, 50: 239-245.

Mazo, A.V., van der Made, J., Jordá, F.J., Herráez, E. y Armenteros, I. (1998): Fauna y Bioestratigrafía del Yacimiento Aragoniense de Montejo de la Vega de la Serrezuela (Segovia). Estudios Geológicos, 54: 231-248.

Mediavilla, R.M. y Dabrio, C.J. (1989): Análisis sedimentológico de los Conglomerados de Tariego (Unidad 4, Neógeno de la Depresión del Duero): Stvdia Geológica Salmanticensia, Vol. Esp. 5: 293-310.

Mediavilla, R. M., Dabrio, C. J., Martín Serrano, A. y Santisteban, J.I. (1996): Lacustrine Neogene systems of the Duero Basin: evolution and controls. En: Tertiary basins of Spain. Stratigraphic record of crustal kinematics. (P.F. Friend, y C.J. Dabrio, Eds.). Cambridge University Press, Cambridge, 228-236.

Miall, A.D. (1977): A review of the braided river depositional environment. Earth Science Reviews, 13: 1-62. 

Miall, A.D. (1978): Lithofacies types and vertical profile models in braided river deposits: a summary. En: Fluvial Sedimentology. (A.D. Miall, Ed.). Memory Canadian Society Petrology Geologist 5: 597-604.

Miall, A.D. (1992): Alluvial deposits. En: Facies models. Response to sea level change. (R.G. Walkery y N.P. James, Eds.). Geological Association of Canada, 119-142.

Molina, E. y Armenteros, I. (1986): Los arrasamientos Plioceno y Plio-pleistoceno en el sector suroriental de la Cuenca del Duero. Stvdia Geológica Salmanticensia, 22: 293-307.

Nozal, F. (1997): Mapa Geológico de España 1:50.000, hoja nº 376 (San Esteban de Gormaz). IGME, Madrid.

Nozal, F. y Rubio, F.J. (1996): Mapa Geológico de España 1:50.000, hoja nº 375 (Fuentelcésped). IGME, Madrid.

Nozal, F. y Herrero, A. (1997): Estratigrafía. En: Mapa Geológico de España 1:50.000, hoja nº 376 (San Esteban de Gormaz). IGME, Madrid: 6-32.

Nozal, F. y Herrero, A. (1998): Estratigrafía del Terciario. En: Mapa Geológico de España 1:50.000, hoja nº 404 (Ayllón). IGME, Madrid: 35-59.

Nozal, F. y Rubio, F.J. (1998): Mapa Geológico de España 1:50.000, hoja nº 404 (Ayllón). IGME, Madrid.

Nozal, F. y Montes, M. J. (2004): Relaciones estratigráficas y sintectónicas de los conglomerados miocenos de Montejo de la Vega (borde SE de la Cuenca del Duero). Geogaceta, 36: 91-94.

Ramos Martín, M. C. y Alonso Gavilán, G. (1990): Sedimentología y paleogeografía del Terciario en el área de San Esteban de Gormaz-El Burgo de Osma (Soria). Revista de la Sociedad Geológica de España, 3 (1-2): 167-179.

Royo y Gómez, J. (1926): Terciario continental de Burgos. En: XIV Congreso Geológico Internacional, Madrid. Excursión A-6, IGE, 67 p.

San Miguel de la Cámara, M. (1952): Mapa Geológico de España 1:50.000, hoja nº 375 (Fuentelcésped). Primera serie IGME, Madrid.


Manuscrito recibido el 15 de mayo de 2004
 Aceptado el manuscrito revisado el 17 de diciembre de 2004