Publicado el 15 de enero de 2010
Última ampliación el 30 de octubre de 2014
Por Salvador Barrio Onrubia
Vamos a ofrecer unas referencias que pretenden reflejar lo que fue la vida de don Teodoro Campos de la Morena, un sacerdote que había nacido en Peñalba de San Esteban y murió siendo misionero en la India. En próximos relatos contaremos datos que corresponden a la vida de familiares predecesores de nuestro protagonista que en su mayoría ejercieron la carrera eclesiástica. Incluso nos atreveremos en otro artículo con parte del árbol genealógico de esta familia que se extiende, en lo que hemos consultado en el tiempo, hasta 200 años atrás, y en el espacio, en su mayoría, por los pueblos de Piquera y Peñalba.
Los primeros datos biográficos que conocemos de nuestro protagonista fueron dados a conocer en el número 20 de la revista Arévacos, de El Burgo de Osma, por su sobrina María del Carmen Campos Ponce, al poco tiempo de la muerte de su tío. A partir de la información de María del Carmen hemos ido cotejando sus reseñas y recopilando nuevos detalles.
Teodoro nació a las ocho de la mañana del 26 de diciembre de 1915 en Peñalba de San Esteban, concretamente en la calle San Roque. Era hijo de Gregorio Campos, quien estuvo presidiendo durante algunos años el ayuntamiento de Peñalba, y de Francisca de la Morena, natural de Cuevas de Ayllón (Registro Civil de Peñalba de San Esteban, tomo 12, folio 95 de la sección 1ª). Tuvo otros seis hermanos, a saber: Abundio, Lamberto, Rosalía, Leoncio, Eutiquiano y Socorro; él fue el cuarto hijo del matrimonio.
Atendiendo a su año de nacimiento pronosticamos que empezó a ir a la escuela el año 1921, cuando ejercía de maestro en la escuela mixta de Peñalba don Antonio Periáñez. Intuimos que a este profesor se le pusieron bastantes trabas en su labor docente, pues solicitó al principio de ese año una permuta con un profesor de la provincia de La Coruña, permuta que le fue denegada; también sufrió un expediente de incompatibilidad que fue sobreseído por la Dirección General de Enseñanza Primaria. Finalmente, al acabar ese año, consiguió que se le aprobase la permuta de la plaza con otro maestro que estaba enseñando en la provincia de Pontevedra.
Este maestro se llamaba don Aurelio Hernández Bravo y había nacido en la localidad soriana de Fuentepinilla. Parece que este profesor no estaba dispuesto a soportar las dificultades, que podían haberse puesto a su predecesor, en la forma de realizar su labor educativa y pudo tener ciertas diferencias con los familiares de nuestro biografiado u otras personas del pueblo. Nos consta que este maestro tenía simpatías republicanas, pues al principio de la Guerra Civil fue expedientado y multado por esa causa, cuando era maestro en Berlanga de Duero. De todas formas, creemos que esas discrepancias entre el maestro y los padres de sus alumnos no tendrían muchas consecuencias negativas, ya que por aquellos años ejerció sus labores de Gobierno el Directorio Militar de Miguel Primo de Rivera que se caracterizó por ser eminentemente práctico en sus actuaciones y dejar la cuestión ideológica a un lado. De hecho, durante aquellos años se inició el desdoblamiento de las escuelas mixtas en unitarias de niños y niñas, con lo que se palió el problema de masificación en aquellas escuelas. Hemos constatado la presencia de don Aurelio en Peñalba hasta finales del año 1930, ya como profesor de la escuela de niños, pues se había creado el año anterior la escuela de niñas, aunque parece que no empezó a funcionar prácticamente hasta pasado el verano de 1930 con la maestra doña Emilia Pérez de Castro.
Debido a las discrepancias, que hemos reseñado más arriba, entre el maestro de Peñalba y los familiares de Teodoro Campos, pudiera ser que se adelantase su ingreso en el Seminario de El Burgo de Osma, pero muy poco, pues le faltaban tres meses escasos para cumplir los once años de edad, según el currículo de estudios que se muestra más abajo.
En el curso académico de 1926-27 ya le encontramos estudiando su primer curso de Latín y Humanidades. A continuación reseñamos las calificaciones obtenidas en los cursos de su carrera sacerdotal:
|
Se señala a continuación el equivalente aproximado de las calificaciones académicas de aquellos años con las que utilizamos en nuestros días, para entender mejor la tabla anterior:
Expresión latina |
Equivalente en castellano |
Equivalente en puntos |
Meritíssimus |
Sobresaliente |
8,5 – 10 |
Beneméritus |
Notable – Bien |
6 – 8,5 |
Méritus |
Aprobado |
5 - 6 |
- |
Ha superado los exámenes en cursos anteriores |
Vamos a citar ciertos hechos que se produjeron mientras don Teodoro realizaba sus estudios:
Creemos muy probable que disfrutase de una beca desde el curso 1931-32, segundo curso de Filosofía, y hasta el final de los estudios. Y esto lo decimos porque al iniciarse ese curso fue convocada una beca que no se volvió a anunciar de nuevo hasta el año en que don Teodoro había acabado la carrera, y parece ser que él era la persona que reunía las condiciones de candidato para disfrutar de la misma. Esta beca había sido fundada por un antiguo pariente de Piquera, Zacarías Campos Tomás, que había estado desempeñando el cargo de canónigo en la Catedral Metropolitana de Valladolid, los beneficiarios prioritarios de dicha beca eran los sucesores de los familiares del fundador y, a falta de éstos, los jóvenes varones, que tuviesen intenciones de hacer estudios eclesiásticos, originarios de Piquera, Peñalba o Atauta.
Concluido el segundo curso de Sagrada Teología, concretamente el día 21 de julio de 1935, asistió en la Catedral de Palencia, junto con otros tres compañeros seminaristas, a la Consagración del nuevo obispo de la diócesis de Osma, don Tomás Gutiérrez Díez.
Durante esta época de estudios, principalmente en los años finales, hubo de soportar graves inconvenientes debidos a la animadversión de la clase dirigente de la República hacia los católicos, una circunstancia que se atenuó durante la Guerra Civil al estar residiendo en Zona Nacional, pero que no dejó de tener sus inconvenientes. En el trascurso de esta guerra:
A tenor de estos datos, pensamos que estuvo alistado en el Ejercito el primer año de la guerra, el mismo en el que no figuran notas académicas en la reseña que arriba se muestra, y los años siguientes estaría estudiando en el Convento del Carmen de la villa de El Burgo o en el Palacio Episcopal.
No sabemos la fecha exacta de cuando recibió las Órdenes Menores y Mayores, pero en el mes de agosto de 1939 ya le encontramos siendo presbítero, cuando era obispo de la diócesis el ya citado don Tomás Gutiérrez Díez, que suponemos que fue quién le administró el sacramento del Orden Sacerdotal.
Cantó su primera misa en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor de su pueblo natal, el día 15 de agosto. En la solemne misa participaron, entre otros:
Al final de la misa recibe el besamanos de sus paisanos peñalbinos. Y al día siguiente, festividad de San Roque, él sería el encargado de predicar el sermón.
Muy pronto, muy posiblemente nada más ordenarse sacerdote, empieza a realizar labores de profesor en el seminario donde él había estado recibiendo las clases; tenemos confirmada en el Boletín Oficial del Obispado de Osma su pertenencia al profesorado de dicho seminario en el año de 1940. Simultaneaba su labor de profesor con el cargo de formador del Seminario Menor. Parece que llegó a hacer las veces de vicerrector de dicho centro, pues la persona que ostentaba oficialmente ese cargo estaba delicada de salud. Incluso también pudo hacer las funciones de rector, pero de forma accidental.
En el mes de septiembre de 1940 asistió en San Andrés de San Pedro a la primera misa de Victorino Jiménez Ridruejo, que había sido compañero de su mismo curso. Allí Teodoro Campos pronunció la homilía. En el año 1941, siendo profesor en el Seminario, hizo una aportación de 5 pesetas para restaurar la iglesia de Pedraja de San Esteban.
Además de estas ocupaciones fue encargado por el señor obispo de la dirección de la Delegación de Misiones.
Fue, posiblemente, ese contacto con los temas misionales lo que le decidió a comprometerse con la labor evangelizadora, y para ello ingresó en el año 1946 en la compañía fundada por San Ignacio de Loyola. Después de un tiempo de preparación en Loyola, fue destinando a la misión de Gujarat (India) y allí viajó el 23 de noviembre del año 1949, cuando empezaba la Compañía de Jesús a realizar su labor en ese Estado. Ofrecemos una foto de los momentos previos al despegue del avión cuatrimotor Duglas de la compañía PAL (avión que sirve de fondo de la foto) y que llevó a los jesuitas (posando en primer plano) que hicieron ese viaje pionero; el padre Campos está indicado con la flecha verde.
En su primer día de estancia en la India ya les vemos con su nueva indumentaria, más acorde al medio donde iban a trabajar. Nuestro protagonista se encuentra en la parte inferior izquierda de la fotografía, ligeramente separado del resto de sus compañeros.
La mayor parte de su tarea misional la realizó en la ciudad de Baroda, donde se encargó de organizar, erigir y construir:
El Colegio de San José, de primera y segunda enseñanza, para niños pobres.
El Santuario de la Virgen de los Desamparados, cuya imagen había sido regalada por los valencianos y que en un principio iba destinada a otra misión que no disponía de templo para alojarla, y
Las viviendas para los maestros y el personal de servicio del colegio.
Durante una época tuvo como colaboradora a una misionera seglar, Blanca Crespo Campos, sobrina suya, hija de su hermana Rosalía.
En Baroda pasaría el resto de su vida, excepto pequeñas temporadas en las que volvería a España, como sucedió en octubre del año 1985. En esta ocasión aprovechó para oficiar la boda de su sobrino Luis Antonio Campos Ponce, hijo de su hermano Eutiquiano. La boda se celebró en la catedral de El Burgo de Osma (el templo que él había frecuentado unas décadas antes).
También sabemos de su presencia, durante estos desplazamientos desde la India, en su pueblo natal (en las casas de sus hermanos Abundio, Lamberto, Rosalía, Eutiquiano y su sobrina Socorro). Y desde Peñalba se solía desplazar a Piquera, en el coche de su sobrino Félix Montejo Barrio (consorte de Socorro), con ocasión de la celebración de varias misas, principalmente en sus fiestas patronales. También se desplazaba a El Burgo de Osma la villa donde residía su hermano Eutiquiano y en donde podía contactar con los sacerdotes compañeros y amigos del inicio de su carrera sacerdotal. Asimismo conocemos de su estancia en Langa de Duero, cuando su sobrina María del Carmen, hija de su hermano Eutiquiano, ejercía de maestra en el colegio de esta localidad. Se desplazaba también por toda la geografía española a visitar a sus numerosos amigos y conocidos, muy especialmente a la ciudad de Valencia: la ciudad que había donado la imagen que preside el santuario que él había fundado en la India y donde vivía su sobrina Pilar.
En estos desplazamientos desde la India también aprovechaba para dar a conocer el país donde estaba misionando, como en la conferencia pronunciada en el Colegio Mayor San Juan Bosco, de Sevilla, el 18 de octubre de 1970, en la que expuso toda la problemática que había en el país hindú, para después proceder a citar la labor que realizaba la Iglesia en aquellas tierras. Los campos de acción de esta labor social los dividió en tres ámbitos: Enseñanza, Caridad y Trabajo Social, citando en este último apartado la labor que entonces realizaba Vicente Ferrer. Otro tanto se puede decir de la conferencia "La India: su cultura, y su actualidad social. política y religiosa" , pronunciada el 29 de abril de 1980, en las Aulas de Tercera Edad de Madrid (Noticias procedentes del diario ABC en sus ediciones de Sevilla y Madrid, de los días indicados).
Fue galardonado por la Casa de Soria en Madrid con el premio de soriano del año 1981. También recibieron premio: el torero José Luis Palomar, el Presidente de la Casa de Soria, el cocinero Gil Martínez Soto, el escritor Fernando Sánchez Dragó, el industrial Emiliano Revilla y el ciclista burgense Julio Espeso. Tuvieron una mención especial el pueblo de Caltojar y la coral Trovadores de la Paz, de Ólvega.
Conozcamos la descripción que de don Teodoro nos trasmite un compañero desde sus inicios en la India y que en la actualidad regenta el Santuario que fundó y dirigió el padre Campos, este compañero es el sacerdote jesuita Narciso Mendiburu: “No es que tenga muchas noticias a cerca de la vida y milagros del P. Campos. Pero te cuento lo que me acuerdo de él. Éramos buenos amigos. Vinimos juntos a la India en noviembre del año 49. Él ya de sacerdote y yo recién acabada la Filosofía. Pero desde que vinimos apenas hemos estado juntos en la misma comunidad jesuítica. Él se dedicó enseguida a ministerios sacerdotales. El mayor tiempo de su vida misionera lo pasó aquí en Baroda y su gran obra fue el haber construido el santuario de la Madre de los Desamparados cuyo capellán fue por muchos años. Estuvo también en otras estaciones misioneras, siempre de párroco o asistente. Leía mucho y sabía mucho de historia eclesiástica y era un placer escuchar sus conversaciones. Con su sonrisa franca y su sencillez en el trato se hacía amigos por doquier. No sé qué año le operaron del pulmón en Mumbai pero siguió trabajando como si no hubiera pasado nada. Le sustituí como capellán del colegio de st. Mary´s, Mt. Abu. No era fácil entender su inglés... y ya andaba con dificultad. Fue también asesor de un convento de monjas que acababan de separarse de su tronco principal. Lo estimaban mucho como consejero. Estos días pasados he estado leyendo las necrologías de todos los misioneros jesuitas - Padres y Hermanos - que trabajaron en el Gujarat desde el comienzo de la Misión (59 necrologías) y me ha extrañado no encontrarme con la necrología del P. Campos. En ella esperaba encontrar más detalles de su vida y milagros para mandárselos a Ud. Pero no ha podido ser. Yo le tenía un cariño especial y él me apreciaba y se reía de mis chistes. Estos últimos cinco años he trabajado como capellán en el santuario de la Virgen que él tan meritoriamente construyó a los pocos años de llegar de España. Seguro que la Virgen le tiene reservado un puesto bien alto en el cielo“.
Otro compañero suyo nos dice lo siguiente: “Me han pedido que le envíe algunos datos biográficos sobre el P. Campos de la Morena, D. Teodoro, como nosotros le llamábamos, porque entró en la Compañía de sacerdote secular. Yo fui su compañero por varios años en Vadodara (Baroda) donde el ejerció su apostolado la mayor parte del tiempo.
Hacia el año 70 más o menos le hicieron párroco de la parroquia del Rosario, la principal parroquia de Vadodara. Esta parroquia cuidaba principalmente de la antigua comunidad goana que se había asentado en Baroda desde hace muchos años. Pero D. Teodoro tenía que cuidar también de la comunidad Gujerati. Esta comunidad había venido a Baroda más recientemente buscando empleo y trabajo. Una comunidad más pobre y atrasada. D. Teodoro comprendió que tenía que establecer sus reales con esta comunidad. Convirtió una pequeña escuela primaria de nombre San José en un colegio mixto pero con preferencia para niñas. Qué labor tan efectiva ha realizado esta escuela en el curso de los 40 últimos años! Separó la parroquia de San José de la del Rosario y fue desarrollando la parroquia con gran amor y sabiduría. Ayudaba mucho y les enseñaba a los parroquianos a trabajar juntos y ayudarse mutuamente. De esta forma hizo una cooperativa de casas digna de verse.
En Mumbai existía la devoción a La Virgen de los Desamparados a la que el P. Campos tenía gran devoción. Consiguió traer una estatua de la Virgen desde Valencia. Su sueño era poder establecer un santuario a la Virgen que fuese centro de devoción Mariana no sólo para los católicos sino para hindúes, parsis, mahometanos. Consiguió un terreno en las afueras de la ciudad, un terreno que hoy vale una millonada. Allí comenzó en la casa que el terreno tenía el pequeño santuario que pronto se hizo muy popular. Después de varios años construyó el precioso santuario que hoy existe y al que acuden, especialmente por las tardes, innumerables devotos de todas las religiones.
Hoy en esta propiedad funcionan también un 'Centro Pastoral' y la enfermería para los jesuitas ancianos, retirados.
Desde este santuario atendía a la parroquia de San José y a varios pueblos adyacentes que hoy son ya parroquias o centros independientes. Este es un pequeño esquecho (esbozo) de su trabajo del que por supuesto se podría escribir muchísimo mas.
Pero además era un compañero genial, lleno de buen humor y contando chascarrillos de sus experiencias con la gente que a todos nos divertían..Cuando le llegó la hora de retirarse esto sí que le costó y sufrió mucho en sus no muy numerosos años de retiro. Yo personalmente le recuerdo con gran cariño y admiración. Miguel Aizpún SJ”.
Otro de esos pioneros en la India, el Padre Nicolás Hernández, nos cuenta: 'Me alegro ver el interés por propagar la foto del grupo de QUIJOTES en Barajas, camino de la India, entre los que se encontraba Don Teodoro y otro "soriano de pro" el Padre BOROVIO, que si no recuerdo mal era de San Esteban de Gormaz. Si, publique la foto, que también estoy yo con 21 años y a todo el mundo le gusta que le den palmaditas y vuelta al ruedo... Han pasado más de SESENTA años desde aquel 23 de noviembre 1949, de los cuales Don Teodoro peleó y luchó durante 54 años en la MISIÓN de GUJARAT.
(.....)
Yo estoy llenando los pocos tiempos libres que puedo, escribiendo "Semblanzas Misioneras" y una de ellas será la de Don Teodoro, donde trataré de explicar cómo se puede ser misionero de avanzadilla en una MISIÓN, sin dejar de ser un normal cura de pueblo. Le llamábamos Don Teodoro porque nunca dejó de serlo, aunque entrara en la Compañía de Jesús. Le decíamos tomándole el pelo: "Don Teodoro, tú nunca cambiaste de posición. Eras un cura diocesano de Burgo de Osma y aquí sigues siéndolo. Pasaste todas las pruebas para ser jesuita y así poder ser misionero de primera línea,,, pero sigues siendo un cura diocesano a las órdenes del Obispo de Vadodara". Y Don Teodoro asentía riéndose a carcajada limpia, mientras arrancaba el motor de su "BULTACO 98" de una "patada contrasentido" en su estilo único, inimitable'.
Otro sacerdote jesuita, que no compartió destino misionero con nuestro biografiado, pero que quizás fuese su mejor amigo, nos deja también un pequeño comentario. Estamos hablando del prestigioso poeta y literato don Emilio del Río.
'Siendo cosa que se refiere a D. Teodoro Campos, nuestro P. Campos, gracias por su saludo y me agrada mucho su pequeña web en la de Piqueras. Yo tengo recuerdos de él de hace mucho tiempo, sobre todo, y de mucha distancia. Pero éramos cercanos desde el comienzo. Nací en Valdanzo, 1928, murió mi padre el 1935, quedamos ocho hermanos; unos tíos nos ayudaron; entre ellos D. Venancio Maeso -mi segundo apellido-, que no sólo era ecónomo, sino luego párroco de Peñalba con el anejo de Piqueras. Con él estuve temporadas diversas en Peñalba, donde ayudé a la Primera Misa de D. Teodoro -él lo repetía, cuando venía-. Al mes, yo ingresaba en el Seminario de El Burgo de Osma. Él comenzó de encargado de los seminaristas del Menor -los años de latín-. Fueron años muy bellos para mí; pero en cuarto tuve que interrumpir un año por una infección pulmonar. Al terminar el latín, 1946, ingresé en Loyola en la Compañía de Jesús. Al mes, entraba también allí Teodoro Campos en la Compañía. Por cambios convivimos poco; y marcharon aquellos 20 "quijotes en la India" como escribió Nicolás Hernández, uno de ellos.
Tres veces lo vi tiempos después. En un viaje suyo a España fue a buscarme a Comillas, Santander, fines de los años 60. A fines de los 70, vino al Colegio San José de Valladolid. Venía de estar con sus sobrinos en Valencia, y en el Burgo, con su hermano Eutiquio. Venía por la Semana Santa, a ver las procesiones, en especial la del Viernes Santo. La última vez, a fines de los 80, pero en su tierra tan cercana a la mía. Dos hermanas mías, viviendo con mi tío D. Venancio, hallaron su respectivo marido, uno de Peñalba, otro de Aldea de S. Esteban, aunque vivían en Zaragoza. Yo pasaba unos días en Aldea y nos llegamos un día a merendar con los otros en Peñalba; era pleno verano. Estaba D. Teodoro, vino, y lo llenó todo con la exuberancia de su viveza en el hablar, con su risa estruendosa y amable, era un encanto.
Cuado hablábamos otras veces le interesaban mucho los problemas de la Iglesia en España, en Europa. Y él contaba cosas de la India. Realmente donde le conocí a lo largo de su vida misional fue sobre todo en sus cartas. Las conservo en el oscuro de los papeles de avión. Son imágenes verdaderas de toda una vida; a veces escribe circulares con pequeñas anécdotas admirables.
Fue cuando él tuvo que dejar sus 23 años en Baroda, y marchar a abrir una nueva Misión, ya un tanto mayor él, en Manninagar, cuando le pedí que me escribiera una reflexión de conjunto sobre su vida, larga ya de misionero. Con unas letras aparte, me lo envió ya con su título "Yo, misionero en la India". (.....)'. Esta reflexión la ponemos seguidamente.
Se ofrece a continuación un escrito de Teodoro Campos, enviado a su amigo Emilio del Río, en el que cuenta algunas experiencias suyas como misionero en la India. Se acompaña el escrito con fotografías enviadas también por nuestro protagonista.
Yo, Misionero de la IndiaPor Teodoro Campos S. J. Se me piden unas líneas sobre el apostolado en la India. La enorme extensión de esta península y la gran variedad de culturas exige tal diferencia de métodos de apostolado que no es posible hablar de “Apostolado en la India”. Prefiero dar un caso concreto por donde el lector pueda asomarse a este mundo católico de la India y deducir por sí mismo la diversa actitud con que un Misionero puede acercarse a los problemas misioneros. El caso concreto soy yo mismo trabajando en Baroda durante 23 años. [Baroda hoy, Vadodara] Un amigo misionero y yo discutimos muchas veces, sin que consigamos convencernos uno a otro, sobre la conveniencia de largas o cortas estancias en un mismo centro misional. Su tesis es que nadie debiera estar en la misma misión más de cinco años. El da sus razones que no dejan de tener peso. Yo pienso de modo distinto. Un misionero desanimado, sin plan de trabajo, no debiera estar más de un año al frente de una misión. Pero si el misionero movido de su celo trabaja con gusto, ama a su gente, busca el progreso espiritual y aun material de su misión, éste normalmente no debiera ser destinado a otra misión. La verdad es que esta discusión no es exclusiva de nosotros dos. Se habla con frecuencia en nuestras reuniones. Veo que son más en favor de cambios frecuentes. Yo, lejos de estar arrepentido, estoy satisfecho de haber trabajado 23 años en la misma misión, que, si antes de mí no logró desarrollarse, creo que en parte fue por la cantidad de misioneros que en pocos años pasaron por ella. Por eso hoy Baroda es P. Campos y P. Campos es Baroda. La misión, hoy independiente, de Gothada, el Colegio de San José de tan gran influencia en Baroda, el centro mariano que puede llamarse internacional por ser visitado de todas partes de la península, la Iglesia de S. José, las casas edificadas para los obreros, la unión entre los católicos... todo esto ¿se hubiera conseguido con la teoría de cambios quincenales? Lo dudo. ¿Qué hice los seis años antes de ir a Baroda? Aparte del aprendizaje del Inglés y Gujerati con los medios rudimentarios que la escasez de misioneros exigía aquellos días, tuve ricas experiencias siendo acaso la más importante la selección y cuidado de candidatos al estado misional. De aquellos jóvenes se encuentran hoy Rectores, Maestros de novicios, profesores de Universidad y magníficos misioneros. En mi oración a veces presento este “diploma” al Señor: acuérdate de que varios de tus mejores trabajadores me los debes a mí. No es de despreciar mis trabajos breves en dos misiones completamente distintas y por fin mis tres años de estancia en el Colegio de S. José de Anand de donde tantas vocaciones gujeratis habían de salir. Junto con las lenguas hice creo un estudio bastante profundo de las diversas gentes con que en el futuro había de enfrentarme. Con esta preparación, al terminar mi Tercera Probación en marzo de 1956 recibí la carta del Superior nombrándome “misionero de Baroda, un centro que se une a nuestra misión de Ahmadabad”. Con esta carta, desde Tercera Probación hice mi viaje anual a Travancore-Cochin en busca y selección de candidatos. Este trabajo terminado y después de tres días de viaje llegué a Baroda el día uno de mayo, justo el primer año que se celebró la fiesta de S. José Obrero. Baroda está dedicada a S. José. A la preparación mencionada he de añadir algo que iba a influir enormemente en mi apostolado. Leí durante la Tercera Probación un incidente en la vida de Gandhi. Un día se le presentó el Dr. Ambedker, un paria que con su esfuerzo y ayuda inglesa llegó a ser uno de los grandes lideres de la independencia. Fue ministro en el primer gobierno de la India independiente y el autor principal de la Constitución que hoy rige a la India. Este hombre extraordinario habló a Gandhi de su fracaso en elevar a los parias que no logran ni desean salir del estado degradante en que nacieron. No quieren aspirar a más. Gandhi le aconsejó estudiar el Cristianismo donde tal importancia se da a la persona humana. Amdebkar fue a vivir varios meses en una comunidad cristiana. No dice si católica o protestante. El resultado fue fatal: “hay entre ellos, informó a Gandhi, tantas divisiones y más rencillas que entre los Hindus con sus castas”. Por su cuenta trató de conocer a los budistas que le impresionaron mucho. En un día 300.000 parias abrazaron el Budismo. La unión entre católicos, pensé, ha de ser mi principal apostolado para influir entre las gentes a mi alrededor. “Que todos sean uno... para que el mundo sepa que Tú me enviaste”. Amdebker no conoció a Jesucristo porque los discípulos no estaban unidos. Baroda.- Bonita ciudad, con calles espaciosas, hermosos jardines, famosa Universidad, centro de varios ferrocarriles. Esto era a mi llegada, cuando contaba con 300.000 habitantes. Hoy es una ciudad esencialmente industrial y cuenta con más de 700.000 habitantes. Acaso sea una de las más bellas ciudades en la India. Para nuestro propósito, Baroda era entonces una parroquia con Iglesia. Los Católicos, aparte de los gujeratis, eran emigrados de Goa, Mangalore, Travancore-Cochin y Bombay. Debido a las barreras de región, lengua y cultura distintas, la comunidad católica presentaba la misma imagen de división que Amdebker encontró en la comunidad con la que convivió. Estos distintos grupos coincidían solo en el común desprecio hacia los nuevos bautizados gujeratis a quienes nunca llamaban católicos sino convertidos. Mi primer sermón fue el día de Pentecostés. El tema fue doble: espíritu de unión y espíritu misional, tema que se iba a repetir de una manera u otra por mucho tiempo. La predicación no sería suficiente. Había que ingeniar ocasiones de trabajos comunes y actividades en que los diversos grupos tomaran parte. Acabado un programa en cierta ocasión, el comentario general fue que por primera vez se habían juntado como en familia. La Virgen.- En un rincón de la iglesia se conservaba una Imagen de la Virgen enviada años atrás desde Valencia. Más que la Virgen de los Desamparados parecía la Virgen desamparada, a pesar de ser una imagen hermosa y esbelta. A mí me cautivó en mi primera visita, al mismo tiempo que me produjo pena verla tan mal atendida. Pronto, muy pronto visité a una señora inglesa que había perdido su marido y deseaba vender su casa con toda la propiedad alrededor sin encontrar comprador. Bueno, la adquisición de esta propiedad para la Virgen merecería un artículo aparte por la cantidad de anécdotas y acontecimientos providenciales que la acompañaron. Baste decir que se compró a un precio ridículo y en ella se hicieron en la casa ciertas reformas con que se hizo Capilla para la Virgen y morada para el misionero pues el tamaño de la casa lo permitía. De esta Capilla diría después un escritor de Bombay que acaso sería el santuario más diminuto en el mundo pero que estaba rodeado de una belleza natural encantadora, A este mini-santuario fue trasladada la Imagen desamparada acompañada ahora de millares de católicos en una procesión impresionante y devota, la primera procesión por las calles de Baroda que no había de interrumpirse hasta el día de hoy en la fiesta que se celebra el 26 de enero. Aquí, en este mini-santuario, atraídos no por el encanto natural precisamente, sino sobre todo por los favores que la Virgen empezó a distribuir a sus devotos, en este santuario abierto de cinco de la mañana a diez de la noche se daban cita personas de todas condiciones sociales y aun religiosas a quienes se les veía postrarse ante la Imagen por largo tiempo pidiendo algo que deseaban. Aquí rezaban juntos católicos de los distintos grupos. Mezclados oraban con devoción en los días de la Novena y fiesta. Yo creo que aquí acabó para siempre aquel desconocimiento mutuo entre los grupos de católicos para convertirse en una verdadera familia. Hoy Baroda es una comunidad unida. A su servicio. No era dolor físico lo que no me dejaba dormir aquella noche. Era una preocupación, sobre algo que se antojaba serio impedimento para ir adelante con el trabajo de conversión que había empezado en la región de Gothada a unos 30 kms. de Baroda. Con el respaldo de los católicos de Baroda que empezaban a sentir entusiasmo por el trabajo misional directo, el trabajo parecía progresar hasta que algo ocurrió que causó mi insomnio aquella noche. Me levanté, fui delante de la Virgen y con los brazos en cruz le pedí ayuda a cambio del servicio que sin regateos le ofrecía. Dormí, por la mañana me había olvidado de todo y...
19 de marzo de 1962. Una estatua de Fátima se iba a colocar en la nueva Capilla edificada en Gothada. Cientos de católicos de Baroda se desplazaron acompañando a la Virgen y presenciaron la colocación de la estatua en la Capilla. A continuación el Sr. Obispo celebró la Eucaristía y varias Formas consagradas se pusieron en el Sagrario, allí preparado. Junto a la Capilla se estableció un joven misionero español en la casa construida para él. Así con tan sencilla ceremonia se declaró la madurez de este nuevo Tabo como aquí se llama al centro misional. En buenas manos quedaba este Tabo, fruto de unos años de sudor y sacrificio: Jesús, María y el Misionero. Pronto se unió un grupo de Misioneras. Todos juntos han hecho de él un centro de actividades. Cuando lo visito me emociono recordando aquel principio tan oscuro y a veces desesperanzador convertido en lo que hoy es un centro de desarrollo social y religioso. Hace tres años se ordenó el primer sacerdote del Tabo. Para mí, el desarrollo tan rápido de Gothada es fruto de aquella oración a media noche. En realidad los dos ganamos, pues si con su ayuda se creó y desarrolló un nuevo Tabo, con mi servicio, aquel mini-santuario se ha convertido en un artístico santuario que atrae la atención de la gente y donde en los días de la Novena y fiesta se concentran millares de peregrinos procedentes de toda la India. Junto al Santuario, hay hoy un centro pastoral con gran vitalidad donde se dan cursos de formación religiosa y donde se preparan medios de apostolado que están a disposición de todos los Misioneros. Colegio de San José.- Poco tenía de Colegio y mucho de San José aquel garaje abandonado que adquirimos para recoger en él críos de la calle, hijos de católicos pobrísimos a quienes deseábamos impartir aunque ni fuera más que una enseñanza rudimentaria, que pudieran firmar y algo más. un grupo de católicos sin otra calificación que unos cursos de enseñanza primaria se ofrecieron a enseñar lo que sabían. Habiendo solo un hall las clases se tenían debajo de un árbol o donde se podía pues pronto se nos unieron más de trescientos rapazuelos. Empezamos a conseguir más de lo que pretendíamos pues se consiguió que se le reconociera oficialmente.
Libre del trabajo de Gothada a quien se había dado ya la independencia como Tabo en marzo de 1962 mis esfuerzos iban a concentrarse en la educación de la comunidad Gujerati de Baroda. Unos cursos más y estos críos, pasada la enseñanza primaria, podían empezar la secundaria. Edificio, profesores, pagas... todo constituía el gran problema que este plan llevaba consigo y cuya solución no se veía. Con todo me acerqué al Director de Enseñanza sin ninguna probabilidad de éxito, pues le iba a proponer el asunto de la manera más inaceptable. “Quiero, le dije, abrir el Colegio a segunda enseñanza y sabiendo que habrá pocas niñas y muchos niños, quiero llamarlo Colegio de Niñas”. –No lo entiendo, me dijo. Los padres, seguí, no aspiran a que sus hijas aprendan más de las primeras letras. Para el segundo curso la mayor parte dejan el Colegio. Ninguna llega al VII que es el final. Los padres las exigen en su tierna edad trabajar en casa y muy pronto las casan. El título “Colegio de Niñas” puede excitar buenos deseos de muchos padres que nos mandarán sus hijas para que lleguen al curso XI consiguiendo su título. Se conseguirá, además, que su matrimonio se retrase unos años. Es decir, se trata de una Institución educacional y social al mismo tiempo... Debí hablar con tal convicción que el Director se entusiasmó con mi idea. Un permiso que normalmente tarda seis meses en darse se me concedió en tres días, justo los que me faltaban para empezar el curso el 13.6.62. La ley permite que en un colegio de niñas pueden admitirse el 30% de niños. ¡Aquí había siete niñas y treinta y cinco niños! en el curso VIII, primero de la secundaria. A los cuatro años el número de niñas igualaba al de niños. Cambiamos el título en “Colegio Mixto” pues no podíamos abandonar a los niños. La educación de las niñas ya no es problema. Si tuviera tiempo y humor, un día me dedicaría a hacer un survey (en inglés, estudio) del cambio social y económico que este Colegio ha producido en la comunidad católica Gujarati. Estos y estas jóvenes, su mente cultivada en los años del Colegio, aspiran a mejorar su modo de vivir y con algún esfuerzo personal consiguen puestos de trabajo que inicialmente les da un salario superior al que recibe su padre después de muchos años de trabajo rudo y penoso. Solo aquellas familias acostumbradas a una comida diaria saben lo que supone un aumento sustancial de salario que les permite un alimento normal. Sus casas parecen distintas. Uno no siente repugnancia de tomar te con ellos. Visten de modo distinto. Sus modales son otros. Son ya gente que no aceptan la secular situación de desprecio social en que nacieron. Aquellos católicos andrajosos que venían el domingo a la Iglesia en nada tienen que envidiar hoy en lo externo a otros grupos de alta sociedad.
Si ha habido alegrías, no han faltado disgustos. Yo reduciría la causa de mis disgustos a uno: no poder ir adelante en trabajos apostólicos emprendidos. Citaré solo uno por haber sido un contraste con la inmensa alegría que tal trabajo me proporcionaba. Tenía un centro que llamábamos “Fátima Ashram”, Retiro de Fátima. Estaba en una casa arrendada en el centro de la ciudad. Los que asistían pertenecían a la clase estudiantil universitaria. Nadie podría sospechar que entre ellos no había un solo católico viendo sus actividades religiosas. Por ejemplo, los universitarios prepararon un Nacimiento muy original que atrajo muchos visitantes. Durante la semana de Navidad a Año Nuevo cada día ponían música religiosa durante dos horas por la tarde para que la gente de la calle, una de las principales, se enterara por medio de altavoces de la Fiesta de Navidad. Ellos mismos invitaban a los transeúntes con arengas a ver el Nacimiento y a conocer el Cristianismo. Era el trabajo que en mis primeros años más satisfacciones me proporcionaba. Llegó la noche oscura. Un Padre que ayudaba parcialmente pero con eficacia en la Iglesia de los Católicos antiguos se nos murió en sus años más prometedores. Un joven que se me había dado para Maestrillo en la escuela incipiente de S. José, terminó su curso para no ser sustituido por nadie. Total que dos iglesias, una escuela, el Santuario de la Virgen con casa de Ejercicios, la misión de Gothada y Fátima Ahram... todo iba a caer sobre mis espaldas con la escasa ayuda del único compañero ya de edad avanzada. Era imposible atender a tanto a sabiendas de que no se me daría otra ayuda. ¿Qué cierro? ¿la escuela? ¿la misión de Gothada? ¿El Ashram? Yo me inclinaba por cerrar la escuela y la nueva misión de Gothada y seguir con el Ashram. Pero me dio pena de aquellos pobres que empezaban a confiar en mí. Con el corazón sangrando cerré el Ashram. Al entregar la llave a la dueña de la casa no pude controlar mis lágrimas. Semejantes a esta dolorosa experiencia tuve otras dos, en distintos tiempos. Dos misiones nuevas empezadas, la primera por mandato de los Superiores y la segunda con su permiso y bendición. Cuando se habían hecho grandes sacrificios que no hay por qué mencionar, en ambas ocasiones los Superiores, distintos una de otra vez, decidieron que no se podía ir adelante por falta de personal. Como apreciará el lector, los disgustos han sido ocasionales mientras la alegría no ha tenido interrupción. ¡Ojalá que el Señor esté tan contento de mí como yo lo estoy de Él!
Teodoro Campos S. J. Al llegar a Maninagar 1980 |
A los 88 años de edad, moría el día 13 de julio de 2004 en la ciudad donde había ejercido casi toda su labor apostólica. Fue enterrado, como era su deseo, en un cementerio cristiano para pobres de la dicha ciudad de Baroda, entre las personas a quienes había dedicado su vida.
Sirva este artículo de reconocimiento de la labor que efectuó durante toda su vida, y esperamos que sea el punto de partida de otros estudios con más enjundia.
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