Valdealbín    Valdeandrés    Valdeblanca    Valdebonita    Valdecharras    Valdegrandazo    Valdehornos    Valdelagreda    Valdelasbernas    Valdeley    Valdelorio    Valdemiguel    Valdesantamaría    Valle, El    Vallejos, Los

   

Todos estos topónimos con la raíz Val/Valle hacen referencia al terreno situado entre dos montañas o cordilleras, al que afluyen las aguas procedentes de ellas y que, en nuestro caso, están recorridos por barrancos. En algunos casos no están situados entre dos montañas sino en alguna altiplanicie, explicables estos casos por trasposición del nombre del paraje a un sitio próximo al valle expresado en el topónimo. Intentaremos explicar esta trasposición al analizar los casos concretos.

En todas las formas que principian con la raíz Val sigue la preposición de, explicable fácilmente si la palabra que sigue es un sustantivo, al haber un complemento del nombre; no es tan lógica dicha preposición cuando se continúa con un adjetivo. Se puede explicar si se interpreta como una influencia mozárabe porque la palabra árabe Wadi (= valle, río) tiene una sonoridad parecida a Valde-.

Todos estos topónimos encuentran su origen en el sustantivo latino Vallis, o Valles, (= valle, cañada) que tenía genero gramatical femenino al igual que en el catalán actual y en las formas mas anticuadas de los casos que vamos a ver.

Valdealbín

El adjetivo Albo sirve para calificar alguna cosa con color blanco. A la palabra formada con el nombre y el adjetivo que la califica (Valdealbo) se le une la desinencia -in con significado de diminutivo. Así pues, este topónimo sirve para indicar que se trata de un pequeño valle de color blanco; evidentemente, donde actualmente está ubicado el paraje que estamos analizando no hay ningún valle ni es de color blanco. Considero que hay una trasposición del nombre de este paraje desde otro sitio que realmente si significaba lo que expresa este topónimo. Donde está La Cuesta de Valdealbín hay un pequeño barranco con el terreno de color blanco, éste sería el lugar original que denomina este topónimo; muy probablemente, al no entender el significado de la palabra, se pasó de interpretar el nombre de esta cuesta como la cuesta situada en Valdelabín (su significado original) a la cuesta que llevaba a Valdealbín (su significado actual).

El adjetivo Albo tiene su origen en el homónimo latino Albus (= blanco).

El nombre de este paraje se halla registrado el año 1732 con el topónimo asociado El Sestil de Valdealbín. Asimismo se encuentra anotado en documentos de 1752 con el nombre que encabeza esta ficha con distintas cambios ortográficos de las letras B y V ; también se encuentran registrados los topónimos asociados: El Ondo de, La Entrada de, El Llano de y El Sextillo de, todos seguidos de alguna de las formas indicadas anteriormente.

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Valdeandrés

El sustantivo Andrés, incluido en este topónimo, debe hacer referencia a una persona, con este nombre o apellido, relacionada con este valle, muy probablemente, por ser su propietario en épocas pasados.

Este paraje se halla anotado en 1752 con los nombres Valdeandrés y Baldeandrés.

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Valdeblanca

El adjetivo blanca hace referencia al color del terreno de este lugar. Obsérvese la concordancia del adjetivo con el sustantivo que le precede, antiguamente femenino, como se ha indicado anteriormente.

El adjetivo Blanco encuentra su etimología en el antiguo germano Blanch (= brillante, blanco).

Se halla registrado este paraje en la documentación de 1754 con los nombres de Valdeblanca y el topónimo asociado El Varranco de Valdevlanca.

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Valdebonita

El adjetivo Bonita que califica a este valle hace referencia a la hermosura del mismo, principalmente, por su aspecto frondoso, al estar ubicado en una zona resguardada de los vientos del norte y abrigada con el caldeamiento de la luz solar durante muchas horas al día. En el vecino pueblo de Peñalba, y contiguo a este paraje, existe otro sitio que viene a expresar lo mismo: Valparaíso. Obsérvese en el adjetivo el género femenino, para que haya concordancia con el sustantivo que le precede, en su forma anticuada.

Etimológicamente, Bonito es un diminutivo de Bueno, con la terminación -ito, que más que indicar pequeñez pretende expresar familiaridad o afecto. El adjetivo Bueno tiene su origen en el homónimo latino Bonus (= bueno, excelente, precioso, feliz).

Este topónimo se halla registrado en 1752 con los nombres: Baldebonito, Valdebonito, Valdebonitos, Valdevenita, Valdevonito y el que encabeza esta ficha. También se hallan los topónimos asociados: Balle de, Las Roturas de y El Llano de, seguidos de alguna de las formas anteriores.

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Valdecharras

Atendiendo al significado de Charras estamos ante un valle calificado peyorativamente como tosco o de mal gusto, quizás por el tipo de vegetación que aquí crecía. Si ésta es la explicación estamos, sin duda, ante una evaluación bastante subjetiva. Después de todo lo dicho anteriormente, para mí es un topónimo cuyo significado me resulta difícil de interpretar.

La voz Charro procede del vascuence Txar (= defectuoso, débil) o de alguna forma ibérica emparentada con ésta.

Valdecharras, Valdecharas, Baldecharas y Valdecacharras son los nombres que figuran anotados en los textos consultados de 1752.

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Valdegrandazo

Grandazo es un aumentativo de Grande (con la desinencia -azo) que actualmente tiene en su significado un matiz peyorativo e incluso bonachón. Hace referencia a un valle de grandes dimensiones; al estar situado en una altiplanicie suponemos que debe haber una trasposición del nombre del paraje, que originariamente pudiera ser el valle de Vegamorena, contiguo a este paraje. 

El adjetivo Grande proviene del latín Grandis (= grande, de grandes proporciones, sublime, elevado). Atendiendo a este último significado, elevado, de la palabra primigenia latina, podría interpretarse que éste es un valle que está situado en un lugar alto y, por lo tanto, no habría trasposición del nombre del paraje.  

Este paraje se halla registrado en 1752 con los nombres Valdegrandazo y Baldegrandazo.

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Valdehornos

No es fácil de explicar el significado de este valle con el determinativo Horno atendiendo a su acepción actual. Hay que remontarse a su antiguo significado, oquedad, para entender lo que quiere expresar este topónimo. Así teníamos en los antiguos colmenares unas oquedades, llamadas hornos, en las que se instalaban las colmenas; hay otras oquedades en las que se cuece el pan o se realizan otras labores industriales. Aún más, está la hornacina (diminutivo de horno) que no ha perdido su significado primitivo y es un hueco practicado en una superficie vertical para colocar ciertos objetos. Las oquedades de las que habla el nombre de este paraje se pueden apreciar más fácilmente en el curso alto del barranco que surca este paraje. Este fenómeno se explica porque hay unas capas de terreno duras situadas sobre otras más blandas, es evidente que éstas últimas se erosionan con mayor prontitud dejando en las paredes del barranco el hueco consiguiente.

El sustantivo Horno procede del latín Fornax (= horno), mejor que Furnus, posiblemente relacionado con Fornix (= arco, bóveda).

Valdeornos, Valdiernos y Baldeornos son los nombres con que está registrado este topónimo en 1752; además están los topónimos asociados: La Entrada de, Los Barrancos de y El Valle de, seguidos todos de alguna de las formas que principian este párrafo.

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Valdelagreda

El valle que aquí se menciona es el que forma el barranco del mismo nombre, que tiene su origen en Morcuera y, al final de su curso, sirve como límite de los territorios de este pueblo y de Piquera. En Piquera el paraje que tiene este nombre está ubicado en una altiplanicie contigua a este valle. Estamos ante una trasposición del nombre de este lugar que puede inducir a la duda de que el valle recibe el nombre del paraje próximo, cuando en realidad el valle tiene el nombre que le corresponde por su significado.

La greda es un tipo de tierra que se puede observar en el curso alto de este barranco. El nombre Greda procede del latín Creta (= greda, arcilla especial para sellar, tiza).

No se encuentra anotado el nombre de este paraje en los documentos consultados del siglo XVIII. 

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Valdelasbernas

Si consideramos que Bernas es una abreviación de Bernardas podemos decir que este valle era propiedad o tenía alguna relación con estas monjas de la orden que consolidó San Bernardo de Claraval. Debemos reseñar también que en Piquera hay otro paraje relacionado con estas religiosas: Las Bernardas.

Tampoco he encontrado anotado el nombre de este paraje en los documentos del siglo XVIII que he consultado.

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Valdeley

Muchas dudas me ofrece el significado de este topónimo. Si entendemos que Ley es una corrupción de Laín entonces podemos explicar el significado de este valle como una propiedad de una persona llamada con ese nombre o apellido. Actualmente sólo se encuentra como apellido pero también debió ser nombre de donde se formó el apellido patronímico Laínez.

Laín proviene etimológicamente del nombre romano Flavianus (= de la familia de Flavio).

En 1752 encontramos anotados los topónimos: Valdelae, Valdelahe, Valdelay, Valdelar, Baldelac y Baldelao que se podrían corresponder con este paraje pero que, en todo caso, no nos ayudan a entender el significado de este paraje, más bien, al contrario, nos confunden más.

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Valdelorio

De manera similar a que cuando hablamos de un villorrio estamos calificando despectivamente a una villa de pequeñas dimensiones, así con Valdelorrio estamos expresando la pequeñez, con un toque de ridiculez, de este valle. Valdelorrio es la forma más antigua de este diminutivo despectivo que con el paso del tiempo ha perdido una R por ser más cómodo de pronunciar. Idéntico fenómeno se encuentra en el nombre de alguna población, como en Viloria y en Villoria.

Valdelorio y Valdelorrio son las dos formas con que está anotado este lugar en los documentos de 1752.

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Valdemiguel

Una persona que tenía como nombre o apellido Miguel debió ser quien era dueño de estas tierras.

En 1752 se halla anotado el paraje cuyo nombre encabeza esta ficha, sin variación ortográfica, además de los topónimos asociados: Camino de, El Corral de y El Llano de, seguidos todos de la forma reseñada anteriormente.

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Valdesantamaría

Estamos ante un valle en una de cuyas vertientes existe una ermita dedicada a Santa María que tiene el título del accidente de terreno (del Val) que desde allí se domina. Hay una simbiosis perfecta, así la patrona de la ermita lleva como complemento el valle y éste, a su vez, se complementa con la advocación de la ermita.

En 1752 se hallan anotados los topónimos: Valdesantamaría, La Entrada de Valdesantamaría (topónimo asociado) y Valdesalamaría (posible error del escribano). También se encuentra El Valle de Santa María.

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Valle, El

Este valle, al no tener determinante, denota cierta preeminencia sobre los demás, que sí le deben tener para distinguirse unos de otros. Estamos ante la forma más moderna, al igual que el de la ficha siguiente, de los topónimos encabezados con la raíz Val-.

Es previsible que este valle tuviese bastante relevancia en la antigüedad al estar situado muy próximo al convento de San Juan.

En 1752 se halla inscrito este paraje con los nombres: El Valle y El Balle.

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Vallejos, Los

Con este nombre se designan los valles de unos pequeños barrancos que al final de sus cursos se unen para formar uno solo.

La desinencia -ejo, que concluye la palabra que estamos tratando, expresa la característica de pequeñez, actualmente con una ligera pincelada despectiva.

En 1732 encontramos anotado el paraje que encabeza esta ficha y el topónimo asociado La Senda de Los Vallejos. En 1754 se encuentra el topónimo asociado La Entrada de Los Vallejos.

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